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Un marco analítico general para el análisis de divisas y otras mercancías (parte 1/5)

Escrito por Warren Mosler

Warren Mosler y Mathew Forstater

Keynes arremetió contra la teoría neoclásica por tratar el capitalismo como una economía de trueque o de “intercambio real”, y ofreció su “teoría monetaria de la producción” como una alternativa al enfoque tradicional basado en la “dicotomía clásica”. Este aspecto del trabajo de Keynes ha sido desarrollado por dos tradiciones, los enfoques poskeynesiano y de circulación (Deleplace y Nell, 1996). Los postkeynesianos han desarrollado, entre otros temas, los de la relación entre el dinero (y los contratos monetarios), la incertidumbre y el tiempo histórico (Davidson); la fijación de precios de los activos y la inestabilidad financiera (Minsky); y la creación endógena de dinero y crédito (Moore, Wray). Si bien los postkeynesianos generalmente han enfatizado el dinero como un stock de riqueza, la teoría circuitista (Graziani, Parguez, Schmitt) ha resaltado la importancia de un análisis riguroso de la circulación del dinero para comprender el funcionamiento de las economías capitalistas, incluido el principio de la demanda efectiva.

Tanto los enfoques poskeynesianos como los de circulación aceptan la opinión generalizada de que el dinero moderno no es dinero de mercancías sino más bien dinero simbólico (o fiduciario) (véase, por ejemplo, Moore, 1988; Graziani, 1988). Pero critican la teoría convencional por continuar utilizando un marco que trata el dinero moderno como si todavía fuera un dinero mercancía. Este artículo comienza con dos comentarios sobre este punto fundamental. Primero, si bien el dinero moderno no deriva su valor de su condición de mercancía, una vez que se declara necesaria una ficha o símbolo para el pago de impuestos, se puede analizar como cualquier otra mercancía. En segundo lugar, está ausente de la mayoría de los análisis postkeynesianos y circuitistas el proceso institucional por el cual una ficha obtiene su valor (se convierte en dinero). Muchos análisis “añaden” el gasto y los impuestos del gobierno y el banco central, después de una investigación inicial de la operación de una economía privada usuaria de dinero (véase, por ejemplo, Lavoie, 1992, pp. 151-69).

Los análisis circuitistas que comienzan con los bancos que financian la producción de las empresas (o las compras de los hogares) y terminan con las empresas (u hogares) que pagan sus préstamos dejan sin respuesta la pregunta de por qué alguien inicialmente vendería bienes o servicios reales a cambio de la unidad de cuenta. La respuesta de “sentido común”, “porque pueden usar los fondos para comprar otros bienes y servicios”, no resulta satisfactoria, ya que la pregunta adicional de ‘regresión infinita’ sigue siendo la misma: “¿por qué esos vendedores quieren la unidad de cuenta?” Lo que falta es el proceso por el cual la unidad de cuenta se dota de valor.

Este documento toma la posición de que la pregunta permanece sin respuesta porque no puede ser respondida (adecuadamente) a no ser que el Estado se incorpore desde el mismo principio del análisis. “El dinero es una criatura del Estado” (Lerner), y por lo tanto no se puede realizar un análisis “monetario” antes de la introducción del Estado. Curiosamente, la visión cartalista de una moneda impulsada por los impuestos se puede encontrar en los escritos de Keynes (¡por no mencionar a Adam Smith!), Los poskeynesianos y los teóricos de la circulación, aunque casi siempre se presenta como algo aparte, dejando las implicaciones restantes inexploradas (ver Wray, 1998, sobre Smith, Keynes y poskeynesianos como Minsky; para los Circuitistas, ver Graziani, 1988).

Desde el punto de vista cartalista, el Estado, deseoso de trasladar diversos bienes y servicios del sector privado al dominio público, grava primero un impuesto. La unidad monetaria del Estado se define como aquella que es aceptable para el pago de impuestos. El imperativo de pagar impuestos se convierte así en la fuerza motriz del circuito monetario. El presente trabajo busca refinar el concepto del circuito monetario utilizando un modelo multidimensional diseñado para desvelar e iluminar el funcionamiento de una moneda impulsada por impuestos. También se mostrará que este mismo modelo se presta al análisis de cualquier mercancía. En una adaptación de la terminología de Moore (1988), el modelo incluye componentes “horizontales” y “verticales” del circuito monetario. Siguiendo el esquema y la discusión del modelo, se utilizará para disipar el mito de que los déficits implican impuestos futuros, así como para analizar brevemente la crisis financiera asiática de 1997.

Un marco analítico general para el análisis de divisas y otras mercancías (parte 2/5)

 

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