El acto concurrente del gasto público y la recaudación de impuestos crea la ilusión de que los dos están inextricablemente vinculados. La ilusión se ve reforzada por la analogía que asimila un gobierno a una empresa o a un hogar. Las empresas y los hogares del sector privado están limitados en cuanto a la cantidad que pueden pedir prestado por el crédito que está dispuesto a conceder el mercado. Deben pedir prestado para financiar gastos.
El gobierno federal, en cambio, puede gastar una cantidad prácticamente ilimitada primero, agregando reservas al sistema bancario y luego pedir prestado, si desea realizar un drenaje de reservas.
Cada año, el Congreso aprueba un presupuesto que describe los gastos federales. El Congreso también decide cómo financiar esos gastos; en el año fiscal 1993, por ejemplo, los gastos del gobierno fueron de $ 1,5 billones. La financiación consistió en $ 1,3 billones en ingresos fiscales y $ 0,2 billones en préstamos.
El ingreso total debe ser igual al gasto total para mantener el control del tipo de interés interbancario. El reparto de los ingresos totales entre impuestos y préstamos queda a discreción del Congreso. El impacto económico de variar la composición de la financiación gubernamental entre impuestos y préstamos merece mucha investigación, discusión y debate. Desafortunadamente, la discusión sosegada sobre las implicaciones económicas del déficit ha quedado supeditada por los sermones apocalípticos sobre los males intrínsecos del gasto deficitario.
Desde que el déficit presupuestario federal se convirtió en untema candente a principios de los años ochenta, abundan las advertencias sobre las graves consecuencias de participar en la práctica supuestamente siniestra de pedir dinero prestado al sector privado. Demócratas, republicanos y otros estadounidenses patriotas han hecho suficientes advertencias sobre el déficit federal como para llenar un ala nueva del Smithsonian. Lo siguiente es solo una pequeña muestra:
“El déficit nacional es como el cáncer. Cuanto antes actuemos para restringirlo, más saludable será nuestro organismo fiscal y más prometedor será nuestro futuro”.
Senador Paul Simon (Demócrta-Illinois).“… debido a la forma en que se ha financiado nuestra deuda, corremos un gran riesgo si las tasas de interés suben drásticamente, o incluso moderadamente. La razón es que más del 70 por ciento de la deuda pública se financia amenos de cinco años. Eso sería un suicidio en los negocios, eso es un suicidio en tu vida personal y eso es un suicidio en tu gobierno “.
Ross Perot.
“La riqueza de nuestra nación se está esquilmando gota a gota, porque nuestro gobierno sigue acumulando déficits históricos … La seguridad de nuestro país depende de la integridad fiscal de nuestro gobierno, y la estamos defenestrando”.
Senador Warren Rudman.“… un golpe para el nivel de vida de nuestros hijos”.
The New York Times.“… esta gran nación ya no puede tolerar un déficit desbocado y pagos de intereses anuales exorbitantes …” Senador Howell T. Heflin, (Demócrata-Alabama).
Traducción de Stuart Medina Miltimore
Economía de la divisa blanda: 13. El Patrón Oro como base para reservas