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Coyuntura económica: cuadre fiscal, descuadre macroeconómico

Escrito por Redacción

La ministra Calviño anunciaba el pasado 21 de septiembre un nuevo cuadro macroeconómico. Auguraba un crecimiento del PIB en términos reales para este año del 6,5%, un reto ciertamente asequible teniendo en cuenta que se compara con 2020, un año en el que los efectos del cierre obligado de muchas ramas de actividad causaron un hundimiento de la producción. El PIB cayó en 2020 un 10,8% así que un 6,5% se puede considerar el rebote del gato muerto. Aseguró que a principios de 2022 se recuperaría el nivel de actividad económico previo a la pandemia. «No hay precedentes de una recuperación tan rápida» clamó en un tono triunfalista.

Apenas dos días después el Instituto Nacional de Estadística arrojaba un jarrón de agua fría sobre estas expectativas: el PIB había crecido un escueto 1,1%. Ya en el primer trimestre el crecimiento había sido negativo (-0,6%) respecto al trimestre anterior. Para conseguir el objetivo de un crecimiento anual del 6,5% en 2021 el PIB trimestral ahora tendríamos que crecer a un ritmo del 4,5% en tasa trimestral, el cual se nos antoja inalcanzable. Son tasas fortísimas que ahora son más complicadas de alcanzar. Para asegurar tal ritmo de crecimiento el Gobierno debería aplicar políticas fiscales más audaces.

Tampoco veremos de nuevo la tasa interanual espectacular del 2º trimestre, del 17,5%, dado que se comparaba con un período en el que se congeló la actividad económica. La referencia de ahora en adelante son los niveles de producción más normalizados de la segunda mitad de 2020. Gracias la política económica conservadora de este gobierno lo más probable es que veamos tasas de crecimiento normales pero desde un nivel inferior. No parece que vaya a haber un salto espectacular de crecimiento para retornar a los nivelese anteriores a la pandemia. Olvídense de la recuperación en “V” que nos prometía Calviño en 2020.

El siguiente gráfico muestra las tasas de crecimiento intertrimestral e interanual del índice de volumen encadenado del PIB corregido por efectos de estacionalidad y calendario (ajustes que se hacen para facilitar la comparabilidad entre períodos donde el número de jornadas laborable o los períodos vacacionales pueden dificultar la comparación). En color más claro hemos reflejado el crecimiento que sería necesario en cada trimestre para asegurar que se alcanzara ese objetivo declarado por Calviño. Nótese como las fuertes caídas del PIB experimentadas en 2020 amplifican las tasas de crecimiento en los períodos posteriores. Nada es imposible pero, aunque se consiguiera, el PIB seguiría siendo inferior al de 2019 en un 3%.

Ilustración 1. Crecimiento del índice de volumen encadenado del PIB, ajustado por efectos de calendario y estacionalidad. (Fuente: Elaboración propia a partir de datos publicados por el  INE)

 

Es innegable que la economía marcha mejor que durante los aciagos meses de la pandemia. Efectivamente el empleo se ha recuperado en gran parte por la suspensión de los ERTEs y la reapertura de muchos sectores. Pero el número de horas trabajadas sigue siendo inferior al momento anterior a la pandemia. Estamos atascados en unas 8.200 millones de horas y, el paro, como siempre, sigue siendo obscenamente elevado.

Ilustración 2. Número de desempleados y horas trabajadas (Fuente: INE).

Otros indicadores nos estaban avisando de que la recuperación no está siendo tan vigorosa como alega el gobierno. Los índices de producción industrial y de comercio al por menor, corregidos de efectos de calendario y estacionalidad, siguen por debajo de los niveles anteriores a la llegada de la COVID-19. Estos índices venían evolucionando de forma lateral desde hace años. Parece que van a seguir así indefinidamente -ni suben, ni bajan- durante años.


Ilustración 3. Índice de producción industrial e índice de comercio al por menor corregido de efectps de calendario y estacionalidad (Fuente: INE)

Ilustración 4. Serie temporal del número de pernoctaciones (Fuente: INE)

Para una economía tan dependiente del turismo como la española es especialmente preocupante que el número de pernoctaciones siga siendo considerablemente menor que hace dos años. El turismo nacional no ha conseguido rellenar la brecha dejada por los extranjeros.

Un simple repaso de estos indicadores nos confirman la impresión que teníamos desde hace algún tiempo: la recuperación pospandémica nos deja en un nivel de actividad cercano pero inferior al que teníamos antes de la pandemia. Parece que nos hemos instalado en una senda de crecimiento inferior a la que llevábamos antes de la pandemia.

Si utilizamos la comparación internacional nos encontramos con que otras economías avanzadas están mucho más cerca de alcanzar el nivel de producción previo a la crisis. España se ha quedado rezagada en la recuperación y, en parte, lo podemos achacar a nuestra excesiva dependencia del turismo; a la creencia equivocada de que había un trade-off entre salud y economía que nos ha llevado a una penosa gestión de la pandemia, con una sucesión de aperturas y cierres precipitados de la economía; pero también al conservadurismo fiscal del Gobierno. El Gobierno español era uno de los que menos impulso fiscal directo había aplicado entre las economías avanzadas según el FMI (Ilustración 6). Eso nos ha convertido en el farolillo rojo entre las economías avanzadas. Economías como la australiana o la neozelandesa, que han aplicado políticas drásticas para contener el virus han conseguido una recuperación mucho más rápida y ya producen más que en 2019. Como ven la salud no está reñida con la economía.

otras economías avanzadas están mucho más cerca de alcanzar el nivel de producción previo a la crisis. España se ha quedado rezagada en la recuperación

Ilustración 5. Evolución del PIB a precios constantes ajustado por efectos de calendario y estacionalidad para determinadas economías (Fuente: elaboración propia a partir de datos de IFS FMI)

Si bien la política de los ERTE actuó como un potente mecanismo anticíclico junto con la caída de la recaudación, la verdad es que las AAPP han hecho muy poco esfuerzo. Un estudio del FMI constataba que España estaba entre los países que menor impulso fiscal había aplicado a su economía directo prefiriendo otras medidas como los avales o los préstamos que tienen un menor efecto multiplicador sobre la economía.

Ilustración 6. Políticas de estímulo fiscal aplicadas en respuesta a la pandemia por las principales economías avanzadas (Fuente: FMI Fiscal Monitor Database of Country Fiscal Measures in Response to the COVID-19 Pandemic, July 2021)

Si analizamos el comportamiento de las principales partidas de gasto público durante la pandemia comprobamos que, en tasa de variación interanual, comparando un trimestre con el del año anterior, solo las transferencias sociales (que incluyen conceptos como las ayudas por desempleo, ERTE, etc.) tuvieron un marcado carácter anticíclico. El gasto en consumo final de las administraciones públicas y la formación bruta de capital fijo (con excepción del cuarto trimestre de 2020 para la inversión pública) mostraron variaciones interanuales más típicas de un ejercicio económico normal. Las administraciones públicas españolas actuaron como si no estuviéramos ante una pandemia. Compárese con la actuación del Gobierno de Nueva Zelanda que optó por un exterminio del virus acompañándolo de potentes medidas de estímulo fiscal. En Nueva Zelanda sólo murieron 27 personas de COVID-19 y su PIB ya está por encima del de 2019 (Ilustración 4). En España tenemos que lamentar la muerte de más de 80.000 personas.

El Gobierno está vendiendo a la opinión pública que la solución para todos nuestros problemas pasa por la llegada «de Europa de miles de millones de euros» de los fondos Next Generation EU. Disentimos. Hemos comentado en nuestro último informe de Lost Generation EU que la estrategia de recuperación basada en unos fondos europeos que nunca acaban de llegar es ineficaz, no sólo por la tardanza en poner en marcha esos proyectos, sino también por la insuficiencia de la inversión.

Hemos comentado en nuestro último informe de Lost Generation EU que la estrategia de recuperación basada en unos fondos europeos que nunca acaban de llegar es ineficaz, no sólo por la tardanza en poner en marcha esos proyectos, sino también por la insuficiencia de la inversión.

En definitiva, la falta de audacia de las ministras Montero y Calviño se debe a la pretensión de que no se les descuadre el balance fiscal pero, a cambio, nos están descuadrando la economía.

Ilustración 7. Variación interanual del consumo de las AAPP en volumen, ajustado por efectos de estacionalidad y calendario, Formación bruta de capital de las AAPP a precios contantes y prestaciones sociales de las AAPP distintas de las prestaciones en especie (Fuente: elaboración propia a partir de datos de la contabilidad nacional por sectores institucionales que publica el INE).

 

 

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