Teoría

Por qué un plan de trabajo garantizado es mejor que una renta básica

Forging Ahead

Introducción

Hay una idea muy aceptada entre los progresistas y es que la solución a la pobreza, el desempleo, la desigualdad y la precariedad es la provisión de una Renta Básica Universal (RBU).

La (RBU), tal como la define la Red Renta Básica, es un ingreso pagado por el estado a cada miembro de pleno derecho de la sociedad o residente, incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre, de otro modo, independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quien conviva. Debe quedar claro que todo el mundo cobraría la RBU. Después, ya se compensaría mediante la declaración de la renta. Los defensores de la RBU en España, proponen la financiación de esta vía IRPF.

La idea parece seductora y ha cogido fuerza, pero está basada en falsas premisas y errores macroeconómicos. Por ejemplo, la creencia generalizada de que los robots nos dejarán sin trabajo, que el pleno empleo es imposible y no tener en cuenta las implicaciones inflacionistas de una RBU.

Densidad robótica y ocupación

Existe evidencia de que los países tecnológicamente más avanzados y automatizados son los que tienen tasas de paro más bajas.

También no se tiene en cuenta, que los salarios hace décadas que no suben a la par con la productividad de los trabajadores, creando una brecha entre demanda y oferta y por tanto un aumento de la tasa de desempleo.

La RBU parece ser una exigencia en tiempos de crisis, en situaciones de marcada decadencia social y fuertes políticas de austeridad. La paradoja es profunda, la RBU no parece ser la culminación de los numerosos logros sociales del pasado, sino la única alternativa a su desaparición.

Plan de Trabajo Garantizado (PTG).

El trabajo garantizado (TG) es una propuesta de política económica por la que un gobierno se compromete a ofrecer un trabajo a todo aquel que quiera trabajar, cobrando un salario digno.

Su objetivo es conseguir tanto el pleno empleo como la estabilidad de precios. El término está relacionado con el concepto del Estado como empleador de última instancia, ya que estaría obligado a ofrecer, a los parados que lo pidieran, un puesto de trabajo en condiciones salariales y laborales dignas.

Un gobierno con soberanía monetaria puede permitirse emplear todos los recursos reales del país que estén parados y por tanto lograr el pleno empleo.

El objetivo de este escrito es dar argumentos científicos a favor del PTG, demostrando que la RBU no es adecuada para solucionar los problemas del paro, pobreza y precariedad, y que tampoco es compatible con un PTG, a no ser que la RBU se pagara en especie.

Razones a favor del Plan de Trabajo Garantizado y en contra de la Renta Básica Universal

1-La RBU es inflacionista, el PTG no

La introducción de una RBU lo que haría es incrementar la demanda de bienes y servicios al mismo tiempo que la oferta quedaría igual o disminuiría, ya que algunos trabajadores abandonarían el lugar de trabajo, sobre todo en penoso y mal pagadas. Menos productos y más compradores provocaría que los vendedores se aprovecharían para subir precios (ley de la oferta y la demanda).

Ante una pérdida de poder adquisitivo, los perceptores de la RBU exigirían un aumento de ésta, los trabajadores también querrían incrementos salariales para no salir perdedores.

Si no se les satisficiese la subida a los trabajadores, saldrían del mercado laboral para pasar a ser beneficiarios de la RBU, disminuyendo aún más la oferta de bienes y servicios, incrementando aún más la presión inflacionista (más demanda y menos oferta) y dificultando la financiación de la RBU vía IRPF.

Se llegaría a un punto de espiral precios-salarios, precariedad laboral, una RBU que no cumple sus promesas, inflación, insatisfacción y desengaño derivados de que la economía es más compleja de lo que creemos. Es el típico caso en economía de la falacia de composición, lo que es bueno a nivel individual debería serlo a nivel colectivo, y no es así.

Debemos tener en cuenta que el valor de una moneda, viene determinado por lo que tienes que hacer para obtenerla. Tengo que trabajar una hora para obtener diez euros, por ejemplo. Bajo el supuesto de la RBU donde se distribuiría universal e incondicionalmente la moneda sin nada a cambio, el valor de esta caería drásticamente.

El PTG no tiene este problema, ya que el aumento de demanda de los salarios cobrados del PTG, iría acompañado de un aumento de la oferta de bienes y servicios producidos por este programa. El diseño de los PTG con salarios iguales o un poco por encima al SMI, no distorsionan los precios del sector privado al alza.

2- La RBU acabaría sustituyendo todo el resto de prestaciones sociales

La RBU ha recibido el apoyo de economistas neoliberales durante mucho tiempo. Milton Friedman en su libro Capitalismo y Libertad ya pedía en 1962 un impuesto negativo que sustituyera todo el resto de prestaciones. Estamos ante un auténtico caballo de Troya que justifica la privatización de todos los servicios sociales. Si ya percibes una renta, ¿qué te impide que vayas al mercado y te pagues tu sanidad, vivienda, educación, seguridad? Los finlandeses participaron en un programa piloto promovido por el gobierno conservador donde recibían 560 euros sin condiciones, pero a cambio tuvieron que renunciar a las prestaciones de desempleo, ayudas a la vivienda, etcétera. El Partido Liberal Canadiense en 2016 hacía una propuesta muy parecida, así como, Philippe Van Parijs, Charles Murray, El Instituto Cato, etc.

Aunque los proponentes de la RBU en España están en contra de la sustitución de las prestaciones sociales por la RBU, ello no empece que este sistema sea peligroso para fortalecer esta dinámica, a diferencia de un PTG. También es cierto que la RBU es una propuesta que funciona bajo el sistema de mercado, convirtiendo a los ciudadanos en meras unidades de consumo.

3- La RBU no resuelve el problema del paro y la precariedad laboral, el PTG sí

La RBU no tiene ningún mecanismo que asegure el pleno empleo ni a corto ni a largo plazo. Allí donde se han llevado a cabo experimentos con la RBU, los perceptores cobraban una renta, pero eran incapaces de encontrar un puesto de trabajo, simplemente porque los puestos de trabajo no existían.

El PTG garantiza a quien quiera trabajar, un puesto de trabajo digno cobrando el SMI y produciendo bienes y servicios valiosos para la sociedad en sectores como: sanidad, medio ambiente, educación, dependencia, etcétera. No tiene sentido que mantengamos inactivas a personas que pueden y quieren trabajar mientras las necesidades de los ciudadanos no están cubiertas. La mayoría de los defensores de la RBU creen que el pleno empleo no es posible (aceptando el discurso neoliberal) y de alguna manera se rinden a menos cobrar una renta básica. La promoción de la RBU está basada en el desconocimiento de las opciones que tiene un gobierno con soberanía monetaria para mantener el pleno empleo. El paro es una decisión política, es, como muy bien dijo en Keynes, un fenómeno monetario. Wray concluye que el paro es, de facto, la evidencia de que el déficit del gobierno es demasiado bajo.

Ahora bien, no debemos ser ingenuos, el pleno empleo beneficiaría a toda la población, pero una minoría perdería un porcentaje importante del poder y del control sobre la inversión y los trabajadores. Aspectos que ya estudió Michal Kalecki en “Aspectos políticos del pleno empleo”.

Una alta tasa de paro no es un accidente, no es un hecho inevitable, es un objetivo oculto de algunos actores económicos, ya que sirve como medida “disciplinadora” de los trabajadores para evitar que pidan mejoras laborales y que ganen poder de negociación.

4- El PTG estabiliza el ciclo económico, la RBU no

Además de fijar el valor de la moneda y mejorar la estabilidad de precios, el PTG estabiliza el ciclo económico. Con el trabajo garantizado, el gasto público del gobierno fluctúa anti cíclicamente. En las recesiones, las empresas privadas despiden trabajadores, los cuales encontrarán trabajo en el plan de trabajo garantizado del sector público. El gasto del Gobierno automáticamente incrementa, proveyendo el estímulo económico necesario. Por el contrario, cuando la economía mejora y el empleo del sector privado se expande, los trabajadores salen del PTG hacia el sector privado (por cobrar un salario superior al SMI), reduciendo el gasto del Gobierno.

Esto sirve como un potente estabilizador automático que asegura que el gasto del Gobierno estará siempre al nivel “correcto” para mantener el pleno empleo.

En cambio, la RBU es universal y constante, siempre el mismo ingreso y para todos, independientemente de si estamos en un boom económico o en una recesión. En las expansiones económicas, lo que haría es calentar aún más la economía provocando burbujas e inflación.

5- La RBU puede suponer una subvención a determinadas empresas

Si un trabajador pasa a ingresar más cantidad de dinero gracias a la RBU y no tiene ningún incentivo para dejar el trabajo, por los motivos que sean, el empresario puede verse tentado a pagarle menos sabiendo que, con la RBU, complementará sus ingresos consiguiendo que el ingreso final del trabajador sea igual o incluso superior al que tenía antes de la RBU. Esta idea se desarrolla aquí.

Muchos directivos de grandes empresas apuestan por la RBU, son oligopolios que tienen la demanda cautiva en energía, finanzas, grandes empresas de venta online, telecomunicaciones… y que no quieren que dejemos de consumir.

Pero a la vez, no quieren permitir un cambio del modelo económico, no quieren dejar de controlar las condiciones sociolaborales de los trabajadores y no quieren perder el poder de decidir cuándo se invierte y se crea empleo y cuando no.

Impedirán por todos los medios que el Gobierno garantice un trabajo a todo aquel que quiera, en unas condiciones mínimamente dignas y que además salga de la lógica neoliberal de la búsqueda de beneficios y se dedique a mejorar el medio ambiente, dependencia, sanidad, educación y en definitiva cualquier aspecto que signifique un progreso en el estado de bienestar de los ciudadanos. El objetivo del PTG es la rentabilidad social no la rentabilidad económica.

6- La RBU sólo concede dinero, el TG mucho más

Hay varios estudios que demuestran que cuando se pide a las personas los motivos para querer trabajar, el motivo de obtener ingresos está en la quinta posición.

Las personas buscan reconocimiento social, sentirse útiles, aprender nuevas habilidades y conocimientos, socializar. Todo esto el PTG lo hace posible, las tareas a realizar las han elegidas la ciudadanía, son coordinadas y dirigidas por los gobiernos locales y sirven para mejorar el entorno local.

Desde un punto de vista antropológico del ser humano es una especie que siempre ha tenido que “hacer algo” y colaborar con el grupo para poder sobrevivir.

La RBU en cambio, no creo que empodere a la gente. Es una medida individualista, que aísla a las personas, rompe los vínculos de solidaridad y se canaliza vía mercado capitalista. La RBU no forma ni prepara al ciudadano, en cambio el PTG dota a los trabajadores de conocimientos, habilidades y hábitos para encontrar trabajo en el sector privado o para iniciar sus propios proyectos en el futuro.

Debemos ser conscientes de que, cuanto más tiempo están en el paro los trabajadores, más difícilmente serán contratados en un futuro, ya que pierden habilidades, hábitos y formación. Podríamos decir que salir de un puesto de trabajo por sólo obtener una RBU y al cabo de un año querer volver al mercado de trabajo, son caminos totalmente asimétricos.

De las experiencias de la RBU en los países nórdicos, tras abandonar el objetivo del pleno empleo y sustituirlo por una generosa RBU, abundan los casos de depresión, alcoholismo, suicidio y soledad.

7- El coste financiero y de gestión de una RBU es muy superior que el de un PTG

Desde un punto de vista de la Teoría Monetaria Moderna queda claro que un gobierno con soberanía monetaria podría financiar los dos programas, a pesar de ser la RBU más cara y complicada de gestionar que el PTG.

Pero vamos a imaginar que queremos implantar una RBU, que es incondicional y universal, todos los españoles la cobrarían. Los defensores de la RBU en España (Jordi Arcarons, Daniel Raventós y Lluís Torrens) apuestan por una financiación sólo vía IRPF.

Personalmente no me gusta que sólo utilicen las rentas del trabajo para “financiar” el programa, sin tener en cuenta las rentas de capital (beneficios empresariales, rentas inmobiliarias, dividendos, etcétera).

El 20% de las rentas más altas de IRPF perderían a favor del 80% inferior del IRPF. Para hacernos una idea, los trabajadores que cobran a partir de 1.800 euros de salario bruto comenzarían a cobrar menos para financiar la RBU.

Aunque decir por parte de los defensores de la RBU, que la medida sería muy rápida, lo primero que debería hacer, es una detección masiva de población no declarante, y, como la RBU es individual, se deberían individualizar todas las declaraciones de IRPF de los españoles (casi nada). Los residentes no censados ​​deberían ser detectados, los residentes sin cuentas bancarias deberían abrir una o implantar un sistema de cobro de RBU por ventanilla. Deberían mejorar los sistemas de detección de rentas ocultas (España tiene una economía sumergida de un 20% aproximadamente), para saber qué porcentaje les corresponde de la RBU.

Es mucho más caro y complicado detraer recursos del 20% más rico para transferirlo al 80% más pobre, que sacar recursos al 5% más rico y transferirlo al 20% más pobre.

El PTG tiene costes de gestión, se debe diseñar lo que se debe hacer y cómo hacerlo, pero sólo para las personas que están paradas. Se acusa al PTG de tener muchos costes burocráticos. Creo que los enemigos del sector público han tenido mucho éxito en inocular connotaciones negativas de todo lo que no pertenece al sector privado.

Se ha calculado que el costo financiero de una RBU en España sería de un 20% frente al coste de un PTG que subiría alrededor de un 4% como máximo del PIB.

¿Por qué? Porque sólo se aplica a quien lo necesita, no a todo el mundo.

Aparte de esto el PTG erradicaría todos los costes que suponen el paro, lo que no haría la RBU:

  • Prestación de desempleo (2,5% del PIB).
  • Gastos sociales y sanitarias relacionadas con el paro: depresión, ansiedad, exclusión social, pérdida de libertad, incremento tasas de suicidio, reducción esperanza de vida, pérdida de motivación, adición alcohol y drogas …
  • Pérdida de producción (PIB) y habilidades de los trabajadores.
  • Incremento de los costes policiales y judiciales asociados a: vandalismo, robos, crímenes, etcétera.
  • Pérdida de valores sociales y responsabilidad.
  • Empeoramiento de las relaciones sociales y la vida familiar. (Muchas rupturas están relacionadas por presiones económicas)
  • Desigualdad racial y de género.

Finalmente, el PTG, por definición, haría disminuir la economía sumergida española, con todas las sinergias que ello supondría. La RBU en cambio, no tiene esta potestad.

8- La RBU puede crear un efecto estigmatizante, el PTG no 

Hay que ser realistas, en el contexto social y cultural actual, en general, no está bien visto que las personas capacitadas y en edad de trabajar reciban un ingreso mensual sin hacer nada a cambio. Creo que el PTG corta de raíz este problema ya que se recibe un salario a cambio de un trabajo y que además mejora las condiciones sociales y medioambientales de la comunidad.

9- La implantación de la RBU no es más rápida que el PTG

“Mientras no se tenga trabajo no se puede dejar a la gente sin recursos”.

Esta crítica al PTG ha sido sorprendentemente repetida. Pero demuestra que no deben haber entendido muy bien cómo funciona el PTG. Aquí no se trata de esperar a que llegue al pleno empleo cuando el sector privado le parezca, esto no pasará prácticamente nunca.

Las dos propuestas son voluntad del Estado, y considero que el tiempo que pasa entre que el Estado decide implantar uno de estos dos programas y su efectiva aplicación, es mucho menor en el caso de un PTG que una RBU, por las razones vistas en el punto 7 de este documento.

Por otro lado, se critica también al PTG, porque no ofrece la “libertad” que da la RBU. Evidentemente, no tienes que hacer nada para obtener la RBU.

Pero debemos tener en cuenta que:

Primero, la libertad que tenemos, en gran medida es gracias al bienestar social del que disfrutamos, aunque cada vez más deteriorado. Este bienestar social: sanidad, educación, seguridad ciudadana, justicia,…, es gracias a que alguien está trabajando para que pueda ser factible.

Por otra parte, las jornadas laborales del PTG no serían superiores a 6-7 horas diarias, por lo tanto, se tendría suficiente tiempo libre para hacer lo que se quisiera. Por otra parte, el PTG da a elegir los tipos de actividades que quieren llevar a cabo los trabajadores potenciales del programa.

 

10- Aspectos medioambientales del PTG y la RBU.

En relación al PTG, hay que decir que buena parte de las actividades tienen como objetivo reducir el coste medioambiental (reciclaje de residuos, reforestación, cuidado de flora y fauna, eficiencia energética, etcétera). Por tanto, el PTG, no sólo busca como objetivo ofrecer a todos los que quieran un trabajo, sino también estructura los programas para combatir aspectos como: degradación medioambiental, desigualdad de género, insuficiente cuidado de ancianos e hijos, falta de educación y experiencia laboral, etc.

Por otra parte, la inmensa mayoría de ocupaciones relativas al PTG, son poco intensivas en recursos, ya que en su mayoría son prestaciones de servicios y no de fabricación de bienes. Además, los puestos de trabajo están muy próximos a la residencia del trabajador, de forma que se evitan desplazamientos innecesarios e intensivos en consumo energético.

Desafortunadamente, los defensores de la RBU y otros críticos dicen que la creación de puestos de trabajo aumenta la actividad económica (el PIB) y por tanto la presión sobre los recursos naturales.

Son los llamados decrecentistas. Su error consiste en creer que un aumento del PIB conlleva necesariamente un deterioro medioambiental y una disminución, una mejora.

Creo que un verdadero decrecentista, defiende la merma del consumo de recursos naturales, la disminución de la presión urbanística y de los gases de efecto invernadero, de la destrucción de espacios naturales, etcétera; no necesariamente un decrecimiento del PIB.

Se podría llevar a cabo un PTG de reforestación que haría aumentar el PIB y no significaría un empeoramiento de la biosfera, sino al contrario. Si después se eliminara este programa, disminuiría el PIB, pero no mejoraría el medio ambiente, sino que empeoraría.

En el cómputo del PIB hay algunas actividades que tienen un impacto negativo, otros neutro, y otros que tienen un impacto positivo. Se debe buscar la reducción de las primas. Debemos tener en cuenta que es prácticamente imposible crear puestos de trabajo y disminuir el PIB simultáneamente.

Insisto, ¿qué impacto medio ambiental tiene el cuidado de ancianos, de la flora y la fauna, reciclar residuos? Y estas actividades incrementan el PIB.

En cambio, la RBU no lucha de forma directa contra el cambio climático.

Pero los defensores de la RBU dicen que muchos trabajos se dejarían de hacer ya que los trabajadores pasarían a cobrar la RBU, reduciendo la presión sobre los recursos y el medio ambiente.

En algunos países, los proponentes de la RBU, proponen tasas sobre la contaminación, sobre la emisión de gases de efecto invernadero, que servirían para financiar la Renta Básica Universal. Esto supone el siguiente dilema:

  • Cuando la tasa es efectiva protegiendo el medio ambiente, no genera suficiente recaudación, ya que consigue su propósito, detener la contaminación y por tanto no se impone la tasa a los agentes contaminantes. Pero la RBU no tendría suficiente financiación.
  • La tasa no es efectiva, no logra disuadir a los agentes contaminantes y la recaudación es abundante. Puede provocar un efecto perverso, sobre todo si la RBU es muy popular, ya que de alguna manera se subvencionaría la contaminación para obtener suficientes fondos para financiar la RBU.

Debemos ser precavidos con el tema de los impuestos verdes, son un cebo que se adhieren a la fantasía de la capacidad de los mecanismos de mercado para resolver todos los problemas. Para esta visión cualquier intervención del gobierno se considera anatema.

Para más información: La vieja estafa verde: los impuestos pigouvianos al carbono

 

Conclusiones

 La popularidad de que goza la RBU en nuestro país, ha tenido como consecuencia que otras fórmulas similares como el PTG, prácticamente no se conozcan.

  • Tanto la RBU como el PTG son propuestas que buscan lo mismo y de una manera muy similar, por lo tanto la contraposición se sitúa en los detalles y no en la esencia.
  • Aunque considero que estos detalles son primordiales para posicionarme a favor del PTG.
  • Ni la RBU ni el PTG, son medidas que por sí mismas solucionen todos los problemas económicos y sociales de nuestras comunidades. Deberían ir acompañadas de otros tipos de políticas como: reforma fiscal, mejores mecanismos de participación, transparencia democrática, soberanía monetaria, etcétera.
  • Es sorprendente que el Gobierno garantice cosas como: los depósitos bancarios, precios de muchos productos (sanitarios, energía eléctrica, financieros, etcétera), la sanidad, la educación… Y, en cambio, no garantice el trabajo.

2 Comentarios

  • “El PTG no tiene este problema, ya que el aumento de demanda de los salarios cobrados del PTG, iría acompañado de un aumento de la oferta de bienes y servicios producidos por este programa”

    “Por otra parte, la inmensa mayoría de ocupaciones relativas al PTG, son poco intensivas en recursos, ya que en su mayoría son prestaciones de servicios y no de fabricación de bienes.”

    Parece que existe una pequeña contradicción, especialmente si esas prestaciones de servicios no son comercializables en gran medida (“sanidad, medio ambiente, educación, dependencia, etcétera”). Siendo esto así, la cantidad de bienes y servicios a la venta tampoco aumenta en gran medida, y por lo tanto no aumenta en gran medida tampoco la capacidad de absorción de esa nueva demanda creada por esos nuevos salarios.

    Entonces nos encontramos en una situación donde sí hay efectivamente más renta disponible en manos de los trabajadores y consumidores, pero por el contrario no hay mucha más cantidad de bienes y servicios a la venta. Es decir, un previsible aumento de la demanda agregada no acompañado de un aumento de la oferta agregada.

    ¿Por qué no crearía esto tensiones inflacionistas?

    • Hay varias razones por las cuales es una opción superior a la RBU en cuanto al impacto en los precios. Las más importantes son que la RBU simplemente retira a trabajadores del mercado y el PTG no y que la RBU supone una introducción de dinero a cambio de nada y en cambio el PTG añade nuevos servicios y bienes a la economía.

      Tu pregunta se refiere a este segundo aspecto.

      En primer lugar hay que ser consciente de cómo se determina el valor de la moneda. El monopolista de la divisa, el Estado, como todo monopolista, tiene la capacidad de determinar el precio de aquello que solo él puede ofrecer. El precio de la divisa es aquello que el sector privado tiene que sacrificar para conseguir una unidad de divisa adicional. Cómo se introduce el dinero en la economía es importante. Si el Estado “regala” el dinero (renta básica, intereses sobre la deuda pública) está entregando su dinero a cambio de nada; no recibe ningún bien o servicio. En cambio, si exige, pongamos por caso, una hora de trabajo a cambio de entregar diez unidades monetarias, entonces el Estado está implícitamente valorando su divisa en 6 minutos de trabajo genérico. Sabemos que todos los salarios por tanto quedarán fijados en torno a esa referencia. (Esto por cierto nos remite a la teoría marxista del valor trabajo).

      Los salarios son el principal factor de coste para el empresario. Ya que forman sus precios aplicando un margen sobre sus costes se deduce que, estabilizando los salarios se estabilizan los precios. Esto funciona de forma simétrica. En una recesión evitará que caigan (como vimos en la deflación de 2011-2015) porque el PTG determina un suelo. En un período de auge atemperarán las subidas salariales porque los empresarios podrán encontrar trabajadores en el pool de PTG. Los empresarios siempre prefieren contratar a personas activas que pueden mostar un currrículum. Una persona que se ha retirado del mercado de trabajo hace tres años pierde habilidades y se “descapitaliza”. De hecho, los parados de larga duración, suelen volverse inempleables y, por tanto, dejan de competir en el mercado de trabajo.

      La herramienta del PTG solamente pretende estabilizar el ciclo económico. Es cierto que no se pretende que produzcan bienes y servicios básicos para el consumo sino servicios para la comunidad. Sin embargo, en países en desarrollo el PTG puede utilizarse para desarrollar algunas infraestructuras básicas: suministro y canalización de agua potable, carreteras, etc… que amplían la capacidad productiva. En países desarrollados no suele haber problemas de capacidad instalada. Por eso no abogamos por movilizar el PTG en proyectos que requieran mucho capital y que son más complejos y costosos de movilizar. Se trata simplemente de mantener el nivel de demanda agregado para que no decaiga el consumo ni la producción de bienes de consumo y al mismo tiempo mantener a la fuerza de trabajo activa y presta para su inmediata incorporación al sector privado cuando el ciclo económico cambie. De paso se pueden mejorar las dotaciones de servicios públicos de las comunidades. Ejempos: restaurar el patrimonio histórico artístico de un pueblo lo cual quizá atraiga a visitantes en el futuro; dar un apoyo a los colegios públicos para que las familias no tengan que conciliar trabajo con crianza de niños durante esta época de la pandemia; etc.

      Efectivamente, no se añaden tomates, lechugas, pisos o habitaciones de hotel a la economía, pero recuerda que el plan aumenta precisamente para evitar que caigan las rentas y el consumo cuando aumenta el paro. Se estabiliza el consumo y se facilita una salida más rápida de la crisis y además se añaden servicios y bienes públicos con los que antes no contábamos. Sin el PTG la producción de bienes de consumo simplemente caería. El PTG introduce rentas que permiten estabilizar la producción. La RBU no actúa de forma anticíclica, es un gasto que se aumenta sin ninguna contrapartida. No hay ningún aumento de producción y, de hecho, tiene el peligro de que se reduzca la fuerza de trabajo. Dicho en otras palabras: si el PIB cae hoy un 2% el PTG conseguirá compensar esa caída sosteniendo las rentas para que se mantenga la producción; cuando la economía se recupera el PTG deja de introducir esas rentas. En cambio, la RBU pretende dar a toda la población una renta adicional a la que ya se percibe con independencia del ciclo económico.

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