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LAS CRISIS DEL EURO: UNA PERSPECTIVA SISTÉMICA

¿SON LAS CRISIS REPETIDAS DEL EURO SIGNO DE UN PROBLEMA SISTÉMICO?

El expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, dijo antes de despedirse ‘estamos ante una crisis sistémica’. No era el único, lo mismo confirmaba José Manuel Barroso que presidia la Comisión Europea en esta época y el exgobernador del banco Central de Inglaterra, Mervyn Allister King. Desde entonces no ha cambiado nada sustancial que pudiera evitar otra crisis, como veremos en este artículo. Si de hecho se trata de crisis ‘sistémicas’, sería lógico examinar algunos conceptos relacionados con sistemas que nos puedan ayudar a entender lo que sucede y, quizás, incluso indicarnos cuál podría ser una salida. Este es el objetivo de este artículo. 

EL PROBLEMA FUNDAMENTAL ES EL DISEÑO DEL EURO.

El problema principal es que los países que pertenecen a la zona Euro ya no tienen medios eficaces para enfrentarse a choques externos, como la crisis financiera que comenzó en 2007. El pacto de estabilidad prohíbe a los países expandir su déficit a más del 3% del PIB, que ni de lejos es suficiente para responder a crisis serias y de poder reanimar su economía. El resultado de esta regla dogmática y restrictiva es una disminución innecesaria de la demanda interna y una alta e inaceptable tasa de desempleo. Otra herramienta que han perdido estos países es la posibilidad de devaluar su dinero. Mientras tenían sus propias monedas podían devaluar para ganar competitividad que ahora es imposible con el Euro. Otra dificultad más es que los países de la zona Euro se pueden encontrar con dificultades para financiar sus gastos e inversiones públicas.  Antes, los países con monedas soberanas podían crear el dinero que les faltaba a través de sus bancos centrales para afrontar una crisis. Ahora, para captar fondos, dependen exclusivamente de tres fuentes: impuestos, tomar prestado dinero de instituciones (principalmente por la subasta de bonos) o recurrir a la venta de bienes públicos. Por ejemplo, España no puede gastar lo que necesita para una recuperación completa de la crisis de 2007 sin recoger antes fondos de estas fuentes – imprimir dinero ya no es una opción. Definitivamente, a los países miembros de la zona Euro les falta la capacidad para financiarse adecuadamente en tiempos de crisis y además se enfrentan a la posibilitad de volverse insolventes si los vigilantes de bonos demandan que el estado pague intereses imposiblemente altos.   Aquí radica el problema:  un diseño defectuoso del Euro y reglas sistémicas que limitan seriamente la posibilidad de maniobra de los países de la zona Euro para reaccionar a crisis severas. Países como Gran Bretaña o Estados Unidos nunca podrían volverse insolventes porque pueden crear el dinero que necesitan. Estos países no tienen que tomar su propio dinero prestado de nadie antes de gastarlo. Aunque la deuda pública de Gran Bretaña es muy alta (86.58% del PIB en 2018 de acuerdo con Wikipedia) y en ocasiones recientes fue más alta que la deuda pública de España, el interés de sus bonos a diez años es tradicionalmente muy bajo (alrededor de 2.5%) – y no tiene nunca que pagar una prima de riesgo. ¿Por qué? Porque los vigilantes de bonos saben que Gran Bretaña siempre pagará sus bonos; ¡pues puede imprimir el dinero que le haga falta!

EL CONCEPTO SISTÉMICO: ‘VARIEDAD REQUISITA’.

El principio sistémico de ‘Variedad Requisita’ fue descubierto y descrito en 1956 por el neurólogo Inglés William Ross Ashby cuando investigó como sistemas complejos reaccionan a sus entornos. En lenguaje cotidiano el principio se puede describir de la siguiente forma. Los sistemas están constantemente afectados por su entorno al que se tienen que adaptar para sobrevivir. De vez en cuando un sistema se ve afectado por una gran perturbación y para responder tiene que disponer de una ‘variedad’ de medios adecuados para defenderse o adaptarse. En lenguaje sistémico esto se llama variedad requisita. Si un sistema no dispone de esta variedad requisita se desestabilizará bajo la presión de la perturbación y puede colapsarse. España visto como sistema, no tiene la variedad requisita para afrontar y gestionar los múltiples efectos adversos que puede traer una crisis de demanda severa como la que comenzó en 2007. Esta falta de medios, que afecta a todos los países en la zona Euro, puede terminar por desestabilizar la zona en su conjunto y llevar incluso al colapso del Euro.

¿UNA SOLUCIÓN VÍA EL BANCO CENTRAL EUROPEO?

Sin embargo, existe un remedio muy eficaz. Al igual que los países que pueden imprimir su propia moneda, el Banco Central Europeo (BCE) tampoco jamás puede caer en bancarrota, porque siempre puede crear los Euros que hacen falta. En principio, el BCE puede financiar los déficits de los países necesitados directamente para permitirles estimular sus economías. Por supuesto, sería preferible si los recursos necesarios estuviesen disponibles por una agencia fiscal europea creada para este fin. Pero tal organismo fiscal central, soportado por el banco central para poder disponer de los fondos necesarios, no existe. Las repetidas crisis del Euro podrían terminar mañana mismo si se encargara al BCE de no solamente vigilar el valor del Euro y la inflación, sino también de soportar directamente a los países necesitados cuando hiciera falta. Desgraciadamente, hay muchos políticos que por razones de dogma no piensan esto, y tampoco se ponen de acuerdo en la creación de una agencia europea fiscal con la capacidad necesaria de inversión y soporte. Piensan que no es tarea del BCE el imprimir euros para rescatar a países. Pero el BCE ya ha intervenido con éxito comprando bonos españoles, italianos y portugueses en el mercado secundario, y de ahí a un rol de ‘prestador de última instancia’ para países en apuros no hay mucho camino.  Ahí cobra importancia la ‘TEORÍA MONETARIA MODERNA’ (MMT) que ha demostrado que los bancos centrales pueden crear el dinero que necesitan en cualquier momento. Esta misma posibilidad se extenderá a una autoridad fiscal europea soportado financieramente por el BCE. MMT avala la posibilidad de que tal autoridad fiscal podría tener disponibles los fondos para los países necesitados sin cobrar intereses e incluso sin necesidad de devolverlos. Desde una perspectiva sistémica, se trata de dotar a la Unión Europea (UE) de los medios necesarios – la variedad requisita – para ayudar a los países de la zona Euro que a menudo se ven afectados por crisis de demanda interna insuficiente.  Si la Unión Europea no es capaz de adoptar los medios descritos, entonces su futuro no está garantizado, y los países que sufren de una demanda interna insuficiente y crónica tendrán un futuro mucho mejor fuera de la Unión. 

EL CONCEPTO SISTÉMICO DE ‘SUBOPTIMIZACIÓN’.

Esto nos lleva al concepto sistémico que se llama ‘suboptimización’ y que está relacionado con la cooperación. En un sistema todos los elementos están vinculados.  Se influyen y se adaptan mutuamente de forma flexible para lograr el objetivo del sistema. Esta flexibilidad es necesaria para que el sistema pueda adaptarse dinámicamente a su entorno y lograr su objetivo. Si se optimiza el objetivo de un subsistema (un solo elemento del sistema), esto puede entorpecer la flexibilidad de respuesta del sistema entera y debilitar gravemente su funcionamiento. Un ejemplo en la Unión Europea podría ser Alemania que ‘optimiza’ sus exportaciones y para lograr este fin parcialmente suprime su demanda interior. Esto no convine a los socios de Alemania que se pueden ver perjudicados. El objetivo sistémico tiene que primar sobre el objetivo del subsistema. De hecho, si se logra el objetivo sistémico, todos en el sistema ganan y si no todos pierden. Podemos dar otro ejemplo asumiendo que las empresas son sistemas, que lo son, y que tienen como objetivo maximizar los beneficios. Si en una empresa se optimiza el control de los gastos y el funcionamiento del departamento de contabilidad, las ventas pueden verse afectadas. Menos ventas implica menos beneficios y todos los departamentos pueden salir afectados negativamente por esta pérdida de beneficios incluido el departamento de contabilidad. En la Unión Europea se premiaba la cooperación. Puede que con la visión intergubernamental en la UE se ha perdido en parte esta cooperación, y ahora se priman más los intereses (objetivos) nacionales. Como ha dicho Jaques Delors en un artículo en el (País 11-11-2011): ‘Hacen falta personas que piensen que el interés europeo es el interés nacional’. Quizás evitar la suboptimización y centrarse en la cooperación es una de las ideas más potentes que la teoría sistémica pueda contribuir a la construcción de una Europa que funcione por el bien de todos. La ironía es, que el sistema vigente de financiación al que se tienen que someter los países de la zona Euro puede dañar esta cooperación. Las dificultades de financiación obligan a muchos países dentro de la UE a llevar una política de recortes y austeridad de forma casi continuada. Desgraciadamente, esto contribuye al descontento de los ciudadanos, y en las próximas elecciones europeas este clima favorece la elección de políticos populistas. Por supuesto, los populistas instituyen políticas nacionales. La suboptimización que impide la cooperación, y más descontento generalizado pueden ser las consecuencias principales. 

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