Editorial

Herramientas que visibilizan

Escrito por Redacción

*Por Isabel Belloso, responsable de ecofeminismo de Red MMT España

Pensar en la economía únicamente como mercado independiente de la sociedad en la que ocurre este mercado, implica olvidar dónde se asienta este mercado: en una sociedad que proporciona todos los cuidados que la producción para el mercado necesita. Y en un planeta que proporciona todos los regalos de la naturaleza sobre los que producimos. Es decir, el mercado es una parte de un todo que incluye a la sociedad y al planeta (del que todo lo anterior depende, por cierto). Pensar en la economía desde este punto de vista es un primer paso para hacer una mejor economía que tenga en su centro la vida, una mejor sociedad y un mejor planeta, y también, un mejor mercado. Por lo que respecta al planeta, el cambio climático nos ha convencido. Este punto de partida de la economía feminista le lleva a desarrollar modelos sobre la persona que hay tras los modelos, su interdependencia y vulnerabilidad y el concepto de trabajo productivo.

Desde la perspectiva feminista de la economía hay una definición precisa del trabajo productivo: si el centro de la economía y de la política es la vida, ¿qué se considera producción? Por supuesto, las tareas de reproducción de la vida humana y de regeneración del planeta son tareas productivas. Y para la Contabilidad Nacional, son invisibles. Se ha estimado el valor de mercado de esta producción (en el caso español, la OCDE lo calcula en el 36% del PIB en el año 2011). Marylyn Wahring, considerada pionera de esta visión lo denunciaba en su libro “Counting for nothing”.

Un aspecto interesante de esta perspectiva lo constituyen las relaciones entre la economía que se cuenta en el PIB y la que no se cuenta. Tal y como explica Wahring (Three Mascarades), la relación entre la economía que computa para el cálculo del PIB (la de mercado) y la que no computa (que se mediría a través del Producto Familiar Bruto-PFB- Gross Household Production de Ironmonger) se caracteriza por un trasvase permanente entre ambas: un crecimiento del PIB se haría a costa de una reducción del Producto familiar Bruto y a la inversa, una reducción del PIB implica un trasvase de producción al ámbito familiar. De esta manera un incremento del PIB de 1 punto porcentual, se hace a partir de una reducción de 0,8 puntos del PFB.

Desde ese punto de vista, la MMT nos permite avanzar hacia una economía ecofeminista, en tanto que ofrece una visión de la política económica y monetaria que coloca al dinero como herramienta, no al servicio de objetivos de mercado, sino al servicio de objetivos sociales -el pleno empleo, que en este contexto no es sino la visibilización del trabajo invisible. La política económica y monetaria estarían, conscientemente, apuntando hacia objetivos de transformación social, más allá de la promoción de la mera rentabilidad privada que hoy rige su control.

Deja un comentario