Teoría

Dinero, Estado y capitalismo en transformación: una perspectiva postmarxista.

Escrito por Alain Parguez

La metamorfosis del capitalismo en curso

Marx siempre enfatizó la naturaleza evolutiva del capitalismo, cuyo núcleo era la elección de tecnología, no para liberar la sociedad, sino para esclavizarla a las clases dominantes. Factores esenciales de la metamorfosis del capitalismo: primeramente el ansia de aumentar los beneficios permanentemente, seguido del deseo de lidiar con la amenaza de la incertidumbre fundamental respecto al futuro; en tercer lugar, la búsqueda del método para domesticar cualquier atisbo de resistencia entre la clase trabajadora. Adoptó una perspectiva post-marxista para abordar la metamorfosis del capitalismo en curso, que empezó en las últimas décadas del siglo anterior, o antes. Mazzucato (2013) ha probado que Marx subestimó la habilidad de la clase dominante para librarse de todos los obstáculos gracias al sabio uso de la tecnología.

Los elementos esenciales del nuevo capitalismo liderado por el llamado espíritu animal “high-tech” o endemoniado espíritu animal[1], me atrevería a decir que son:

I/ Primeramente, una estrategia exitosa para librarse del trabajo tanto en cantidad como en renta (aquí subyace el proceso de la carrera hacia la automatización de todo tipo) persiguiendo una simultánea caída en el empleo a largo plazo y la proporción de capital tangible sobre la inversión. Este esfuerzo de minimizar la inversión excluye las convencionales substituciones de “capital” por “trabajo”. Significa que la inversión y el empleo disminuyen tanto en cantidad de trabajo como en la formación de capital real dentro de la inversión productiva.

II/ El sistemático uso del “high-tech” ha abierto el descubrimiento de lo que se conoce como “financialización” al hacer apuestas sobre apuestas ad infinitum[2]. Esta concatenación de apuestas, completamente financiada por la creación bancaria de dinero (directa o indirectamente) genera rendimientos ilimitados compartidos entre bancos, inversores financieros, su liderazgo y sus herramientas, conocidos como profesionales en la gestión de apuestas. De hecho, estos beneficios son ficticios, son puramente beneficios de papel, pero se transforman en gastos reales, no en inversión, sino en consumo de ultra-lujos como en la Antigua Roma en una escala nunca vista[3]. El “puro consumo capitalista” es, por tanto, la realización de beneficios especulativos. Esto es una fuente inagotable que supera la propia interpretación de Keynes (creación de dinero) y la visión de Kalecki.

III/Al mismo tiempo, gracias a la contra-revolución del “high-tech”, el capitalismo ha tomado control de la educación y por tanto de la cultura y el mismo espíritu de la sociedad. Es esta la explicación del desvanecimiento de la conciencia de clase para aquellos que sufren de la nueva metamorfosis. “Proletariado” ya no hay, el espíritu de lucha de clases ha sido asesinado, es la hora de la resignación y de esfuerzos desesperados para lidiar con los deseos imperiosos de la única clase sobreviviente, la clase capitalista. La nueva cultura, por una parte, incluye el envilecimiento de la auténtica cultura, por otra parte la completa esclavización de la educación a las necesidades de la clase dominante.

IV/ Tal profunda metamorfosis requiere el total control por parte del Estado cuyos líderes devienen parte de la clase dominante. Contrariamente a la creencia popular, Marx escribió mucho sobre este rol del Estado sin el cual la actual metamorfosis habría fracasado. Brevemente, el Estado debe cumplir las siguientes normas:

A/ Nunca debe tratar de conseguir el pleno empleo.

B/ Debe abolir toda protección al trabajo “obsoleta”.

C/ Debe asegurar la total sumisión de la juventud a las demandas de la clase dominante. Esta es la explicación de la ideología promovida por el Estado de “nuevo ultra-liberalismo”. Es, de hecho, una ideología muy flexible que encuentra el encaje de cierto grado de proteccionismo. A veces se escribe que los “keynesianos” perdieron la guerra de las ideas en la profesión económica. Como Marx escribió en su crítica a la ideología alemana, las guerras de las ideas no se ganan en el cielo, sino en la tierra. La “profesión” no es más que el ejército intelectual de reserva del capital del cual recibe una cornucopia de recompensas en siempre crecientes proporciones.

D/ La esencia final de esta esclavización del Estado es que debe ser libre de cualquier tentación de actuar contra el desastre. El secreto de la letal metamorfosis en curso es, por tanto, que el Estado está desposeído del poder de emitir dinero a discreción. Por tanto, el gasto público se financia con deudas vendidas a bancos entregándoles de cualquier modo beneficios suficientemente altos.

Por tanto, la clave es:

Mientras que se rechace el poder del Estado a financiar sus gastos sin emitir deudas, nada parará el “Juggernaut[4] de la destructiva metamorfosis del capital. Es equivalente a dos proposiciones gemelas:

1/ El sine qua non en la abolición de la dictadura del capital es la completa comprensión del poder monetario del Estado.

2/ La condición existencial del compromiso a largo plazo del Estado como empleador de última instancia[5], el proveedor de bienestar de primera instancia, el salvador de toda cultura, es otorgar al Estado ejerza el derecho irrenunciable a emitir dinero para cumplir con su compromiso. Quizá sea más preciso reconocer que el Estado moderno disfruta de este poder natural que es la contrapartida de la deuda impositiva que impone en la sociedad a pagar ex-post (Parguez, 2016; Parguez y Thabet, 2017).

El estado como líder en la emisión de moneda de la cual es soberano

Es su rol natural, su última condición existencial, como firme arquitecto de un futuro brillante. El Estado es, por tanto, quien asume riesgos en primera instancia escapando sin miedo a la incertidumbre absoluta.

Es asimismo cierto que la única política estatal natural es una inversión permanente en el futuro financiada enteramente por la creación de dinero estatal. Este programa pretende desarticular las tendencias destructivas a largo plazo del capitalismo al proveer a la sociedad de la creación o invención de capital tangible y no tangible.

Es la contrapartida de la deuda moral del Estado para la sociedad cuando le impone el pago de tributos.

Implementar la política de inversión en el futuro

Debe ser en gran medida implementado por el sector público o el sector social. El conjunto de empresas e instituciones estatales directamente recibe, en cualquier periodo, una nueva cantidad de dinero emitido por el Estado a tipo de interés 0, que es el auténtico tipo natural. Incluye empresas productivas, centros de investigación, centros culturales y educacionales, hospitales, y todo tipo de infraestructura (carreteras, vías, aeropuertos) incluyendo la búsqueda y uso de materias primas y energía en auténtica sintonía con la protección del medio ambiente. Por razones analíticas, se debe tomar como periodo el intervalo temporal entre la nueva ola de gasto por parte del sector público y el pago de impuestos, que también es el intervalo entre las decisiones de producción de todo tipo y la disponibilidad de materias primas. Es así como a través de la inversión en el futuro, eliminando o domesticando la espontánea tendencia del capitalismo, el Estado puede cumplir su compromiso.

Empleador de última instancia[6]

Significa que todo aquel que desee trabajar a un salario real excluyendo cualquier racionamiento, sin la confiscación de la potencial creación de valor trabajo por parte del capital (Parguez y Thabet, 2017) puede encontrar empleo en cualquier parte del sector público. No significa que no quede espacio para un sector privado que se adhiera a motivaciones que no sean puramente capitalistas. Simplemente significa que los poseedores de fuerza de trabajo tienen una opción real. Tal como demostró Parguez (2016), (Parguez y Thabet, 2017) la política estatal puede desencadenar una ola de auténticas innovaciones, empresas genuinamente emprendedoras deseando emplear trabajadores jóvenes al mismo salario que el sector público.

Proveedor de bienestar de primera instancia

El sector público, sin estar condicionado a generar beneficios, provee la educación más avanzada libre de coste para sus usuarios, pensiones suficientemente altas para quienes se deseen jubilar, tratamientos de salud asequibles para todos, o investigación en tecnologías. Gracias al Estado, la raza humana no está encadenada a un cautivador “High-tech” envilecedor del espíritu, la cultura, y la humanidad. En este proceso, las universidades tienen un papel clave, tal y como Keynes tenía en mente, en lugar de ser el ejercito de reclutamiento de un sistema capitalista decadente.

Vayamos más lejos. Se proporciona un salario real que permita vivir a los artistas, evitando que se esclavicen a los intereses de la clase dominante y su consumo lujoso, y también a los estudiantes para permitirles decidir su vida y futuro, escapando de la decadente y corrupta adoración a las escuelas de negocios y similares. Tal renta garantizada solo se justifica como parte de la inversión estatal en el futuro. No debe ser otro síntoma de “terapia social de desempleo y desigualdad”, la plaga de muchos social-demócratas de moda, que prestan su “osadía” a economistas profesionales reaccionarios como Milton Friedman.

La estructura de financiación de la inversión estatal como el Miguel Ángel del futuro

Primeramente, es inconsistente con la existencia de estabilizadores automáticos tan reputados entre los primeros economistas keynesianos y poskeynesianos. Los estabilizadores automáticos son una versión de los estabilizadores de precios ortodoxos. Lo que es mucho más crucial es que los bancos no jueguen ningún rol, relegándolos a la categoría de agencia contable. Incluso el llamado “Banco Central” no es más que una agencia estatal, no crea ningún dinero. Sería mejor consolidar el Tesoro con el Banco Central. Creer que el Estado mantiene una deuda con el Banco Central es una mera estupidez. Uno no puede estar endeudado consigo mismo. Quienes aún crean en la creación de dinero por parte del Banco Central están esclavizados a un proceso contable heredado del pasado.

Por tanto, asumiendo que cada agencia del programa tiene una cuenta bancaria como si fuera una agencia plenamente independiente que presta dinero al Estado, esos bancos son de facto o de jure socializados. Se les impide generar beneficios y crear dinero. Es de algún modo absurdo acusar a quienes abogan por este tipo de programa de ser defensores del “capitalismo de amiguetes”[7] por ser renuentes a la propiedad pública o social.

Keynes, Post-Keynesianos y el enigma de los primeros circuitistas

Los poskeynesianos, en el curso de sus debates con la TMM eludieron el rol principal de la creación directa de dinero por parte del Estado. Como los primeros circuitistas, creyeron que la deuda de los bancos es la única fuente de creación de dinero, incluso para el Estado (Parguez y Seccareccia, 2000). Esto explica por qué también evitan el análisis del capitalismo como un sistema que evoluciona bajo las leyes de la búsqueda incesante del uso de la tecnología contra la sociedad como una cornucopia para beneficios ficticios.

De hecho, están bajo el hechizo del propio Keynes que ignoró la financiación directa por parte del Estado. La misma desastrosa ignorancia se encuentra en Kalecki que postuló como ley que el Estado estaba en la misma situación que las empresas capitalistas privadas, debe pedir prestado a los bancos privados emitiendo pasivos. Por tanto, los nuevos Kaleckianos olvidan con frecuencia el dinero y la deuda con modelos que tratan el crecimiento en “unidades físicas”. Ninguno de ellos intenta derivar las atroces desigualdades de la metamorfosis del capitalismo, incluyendo el control absoluto de la cultura.

Como ya he enfatizado, es esta la razón por la que en este ensayo adopto una posición posmarxista.

El nuevo circuito desencadenado por la inversión estatal a largo plazo en el futuro: Primera fase.

Refleja una nueva inyección de dinero por parte del Estado al sector público o social en conjunto como un grupo de “empresas”, incluyendo empresas “sociales” como universidades, grupos de investigación, entre otras, que se encargan de la inversión en el futuro.

Como deben estar liberadas de la búsqueda de beneficio, no obtienen ninguno. Debo enfatizar que esta ley es lo que distingue este sistema del “capitalismo de amiguetes”. Todo el dinero invertido se distribuye, por tanto, al sector privado en salarios, rentas a estudiantes o artistas, pensiones, e incluso lo que se podría considerar como “rentas implícitas”, el coste del cuidado sanitario, estudios (además de las rentas a estudiantes para cubrir sus costes de vida), etc.

Estas rentas se transfieren a los agentes privados en sus cuentas bancarias, bancos que en esta etapa ya son agentes sociales a las que no se les permite generar beneficios (la tasa natural de interés es 0), así como ningún poder de decisión.

El balance de situación del sector bancario en esta primera etapa se explica en la Tabla 1, siguiendo la contabilidad convencional.

Activos Pasivos
M0,t = R0,t M0,t = IG,t = Yt

Tabla 1 Balance de situación de los bancos.

Por convenio (un legado del capitalismo dominante del pasado en extinción), M0,t es la proporción de nuevo dinero creado por parte del Estado en el periodo t para llevar a cabo su programa de inversiones, es automáticamente un pasivo del propio sector bancario, cuya contrapartida es el dinero transferido a las cuentas bancarias de los beneficiarios. Refleja lo que se podría considerar como la creación de reservas R0,t por parte del Banco Central si apareciera explícitamente. Es la renta creada por el sector público estatal para el sector privado.

Ahora empieza la segunda fase

IG,t refleja la renta agregada del sector privado como ya ha sido demostrado. Se gasta enteramente o se recicla por el sector privado, entendido como el conjunto de usuarios del dinero estatal. El reciclaje se produce a través de tres canales:

I/ Consumo de bienes y servicios que no se incluyen en la inversión estatal. Generan los recibos de un nuevo tipo de usuarios del dinero estatal, empresas privadas que operan bajo las normas del capitalismo normal, habiendo escapado a la tendencia de la metamorfosis destructiva gracias al programa del Estado. Como ya se ha explicado, el rol del empleador de última instancia no significa que no quede espacio para el empleo privado. Solo significa que el sector privado está encerrado en un capitalismo domesticado cuyos riesgos del futuro están completamente determinados por el programa del Estado. Pueden obtener beneficios (Parguez y Thabet, 2017) lo que se podría considerar como natural o normal ya que nunca pueden dañar el empleo o confiscar la creación potencial del valor trabajo (productividad laboral). El consumo privado excluye la orgia de consumo suntuario generada por los beneficios ficticios o el uso de la tecnología contra la sociedad. Estas transformaciones letales son, por tanto, excluidas.

II/ Pago de deudas tributarias cancelando parte del dinero inicialmente creado, la contrapartida del programa estatal. Los impuestos se usan para controlar y cancelar los beneficios excesivos, previniendo el extravagante consumo suntuario. Aquí subyace una pregunta crucial: ¿qué es exactamente el “déficit”? ¿Qué significa? La respuesta se desarrolla en tres sub-argumentos:

A/ La habitual medida de exceso de gastos estatales sobre transferencias impositivas ex-post. El problema es que tal medida minusvalora significativamente el impacto del Estado en la economía ya que el sector público no paga impuestos. La renta bruta de la sociedad es la suma de la inversión estatal, el gasto privado incluyendo el derivado de su ahorro, menos el pago final de impuestos.

B/ Uno debe distinguir cuidadosamente, como ya ha sido expuesto, entre buenos y malos déficits. Los déficits “buenos” son el resultado neto del programa de inversiones del Estado. Los déficits “malos” reflejan el impacto de las políticas de austeridad, estas son las políticas que encajan en la presente metamorfosis del capitalismo.

C/ En cualquier caso, los déficits nunca se financian con la emisión de pasivos. Es ésta la condición existencial del Estado como arquitecto del futuro. ¡Por supuesto, los déficits ya están financiados!

III/ El impacto del “ahorro” en el circuito

El ahorro es el último canal por el cual el reciclaje por parte de los usuarios del dinero estatal puede acontecer. ¿Cuál es el impacto? ¿Cuáles son los aspectos?

Antes de responder estas preguntas, se debe abordar el impacto del reciclaje en el balance de situación de los bancos. Los bancos juegan un rol puramente pasivo. El gasto de rentas por, en primera instancia, los usuarios, se transfiere en una cadena formada por otros usuarios; no hay creación de dinero por parte de los bancos ya que nadie tiene que prestar para financiar gastos. Los bancos aún operan bajo la norma de tipo de interés 0, no pueden obtener beneficio, se les prohíbe cualquier “espíritu animal” de amenaza relativa al futuro. No hay cambio en su balance de situación hasta el final o el cierre del circuito fuera del pago de impuestos. El pago de impuestos automáticamente reduce por la misma cantidad los pasivos y activos del balance de situación de los bancos[8].

Ahora bien, ¿qué podemos decir sobre el “ahorro” de los usuarios privados?

La explicación usual del ahorro por miedo a la incertidumbre sobre rentas futuras, pensiones, cuidado sanitario, entre otros, ya no es válida en este sistema. Por tanto, el “ahorro” no es más que un obstáculo al consumo y, por extensión, a la inversión. La inversión estatal en el futuro debería cancelar el ahorro en el seno de los hogares en el sentido de la tradición Keynesiana. En lo que concierne a los beneficios de las empresas privadas, el ahorro debería ser automáticamente reciclado en nueva inversión, llevando a cabo nuevos proyectos en el futuro, eliminando los obsoletos y, me atrevería a decir, eliminando también la infame orgía del consumo ultra-suntuario que representa la decadencia de la sociedad. Es esta la mejor prueba de la identidad entre “ahorro capitalista” e “inversión”. Por supuesto, no tiene nada que ver con alguna visión postkeynesiana compartida con algunos “héroes” postkeynesianos como Minsky (Parguez) que ignoraban o querían ignorar el indispensable rol del Estado en la creación de dinero[9].

En cuanto a la integración del “ahorro” en nuestro circuito, nos enfrentamos a un enigma que nos lleva a su tercera fase, la repentina escalada de proyectos ambiciosos para el futuro que representan el resurgimiento de espíritus emprendedores que se desvanecieron hace mucho tiempo (Parguez, 2016 cita abierta).

Asumamos que de repente hay una oleada, una explosión de apuestas verdaderamente audaces para el futuro que no están incluidos (por el momento) en la visión del Estado. ¿Cómo pueden llevarse a cabo tomando en cuenta el ajuste del programa estatal? Hay dos soluciones:

A/ La primera son préstamos, o créditos, por parte de usuarios privados para aquellos inversores ambiciosos al tipo de interés normal que únicamente incluya la posibilidad de fracaso. Este debería ser el rol normal del “ahorro” como pura inversión para futuras oleadas de aventuras empresariales.  Los bancos no intervienen de ningún modo en este proceso que excluye cualquier creación de dinero. De hecho, los tipos de interés deben ser fuertemente supervisados por el Estado. Tal proceso no esconde de ningún modo una nueva perspectiva hayekiana; no representa la virtud de la austeridad. En los balances de situación de los bancos solo hay una nueva oleada de usuarios de moneda estatal.

B/ De hecho, se podría ir más allá. Imaginemos que la oleada de apuestas audaces requiere más dinero del que los usuarios de dinero estatal desean prestar en primera instancia. Esta es la única expansión que requiere el endeudamiento a instituciones bancarias, y por tanto, creación de dinero bancaria. Esta nueva ola de gastos eleva la renta bruta privada y, por extensión, las deudas tributarias. Esto explica por qué el poder de los bancos está fuertemente subordinado a los compromisos estatales a largo plazo:

1/ Primeramente, los bancos no deben, desde sus préstamos, iniciar un resurgimiento del capitalismo financiero. En consecuencia, no deben acumular beneficios de sus préstamos, lo que requiere una regulación del tipo de interés que sea justamente lo bastante elevada para protegerlos contra pérdidas inducidas por los fracasos de sus prestatarios.

2/ Hay más, cuando los bancos conceden préstamos, juegan el papel de emisores de dinero estatal. Por lo tanto, su condición existencial como auxiliar del Estado implica que mantengan como activos dinero estatal auténtico en cuantía suficiente, sobre todo para el pago futuro de impuestos, surgidos de su actividad.

A modo de conclusión provisional: el marco del completo circuito es una sociedad liberada de la esclavitud a un sistema capitalista decadente

Ya no es un dilema de la dualidad absurda: financiación inicial y final que fue el núcleo de los circuitos monetarios tempranos sin Estado

Figura 1: El circuito monetario completo generado por los compromisos del Estado

Quedan muchas preguntas por responder, espero, en los siguientes debates.

1/ ¿Puede el circuito generar inflación?

2/ ¿Cuál es el impacto en la cuenta exterior?

3/ Y, sobre todo, ¿cómo conseguir que sea aceptado este marco en la estela de la destrucción de la sociedad y la ignorancia de leyes objetivas?

A/ En cuanto a la primera pregunta, la respuesta es no.

Al contrario, el papel de guía y dirigente del Estado a partir de la emisión de moneda libre de deuda es el camino hacia la genuina estabilidad de precios mientras que la metamorfosis en curso del capitalismo puede generar tanto desempleo como inflación (Parguez y Thabet, 2017). Se requiere, de hecho, una “honesta” medida de inflación que refleje realmente la auténtica carga de precios que la mayoría de personas asumen.

La creación de dinero estatal permite un crecimiento de la productividad sin cortapisas que permite la fijación de las rentas salariales a un creciente nivel que excluye cualquier inflación inducida por costes salariales. Al mismo tiempo, en el sector privado permite la caída de la tasa de beneficios al mínimo, lo que imposibilita cualquier tipo de inflación, prohibiendo la confiscación de productividad del trabajo causada por la caída en el poder de compra de los trabajadores. En cualquier caso, lo que es crucial es que el Estado emisor de moneda genere el crecimiento de la riqueza real a partir del capital público y social, tangible e intangible, que en última instancia es la fuente de valor real de la moneda. Asumiendo que los responsables de las políticas estatales teman un crecimiento demasiado acelerado en el gasto privado a causa de la emisión bancaria de moneda estatal, pueden aumentar los impuestos ex-post.

B/ ¿Puede el Estado, con su creación de riqueza neta a largo plazo, generar un insoportable déficit en la balanza de pagos que requiera algún tipo de proteccionismo y/o control de los tipos de cambio? En lo que respecta la cuenta comercial, creo que la respuesta es, de nuevo, un firme no. Al contrario, el compromiso del estado podría generar suficiente ventaja estructural como para esperar un superávit comercial[10]. Lo que es se rechaza totalmente son las deudas con bancos u otras instituciones extranjeras para financiar gastos. Cuando el Estado aún existe como enteramente soberano en su moneda, endeudarse con bancos extranjeros en moneda extranjera es inadmisible, así como lo es con los bancos domésticos.

Es esta la razón por la que el debate sobre el proteccionismo es irrelevante. Ningún tipo de protección es necesaria siempre y cuando el Estado esté implementando su programa de creación del futuro.

Para cerrar el debate, creo que los tipos de cambio fijos son un obstáculo a la estabilidad completa. Son una fuente de ataques especulativos por parte del capital extranjero.

Esto explica por qué, para los países esclavizados por el orden del euro con deudas inasumibles con el sector financiero, el camino hacia la libertad tiene como primer paso hacia un circuito liderado por el Estado es la repudiación de cualquier deuda estatal impuesta por el orden del euro.

C/ Última pregunta: ¿cómo podría conseguir apoyo tal programa de salvación? Obviamente, es una pérdida de tiempo confiar en la llamada “profesión” en cualquier democracia formal que mantiene la estructura de clases. Como ya se ha demostrado, la agenda socialdemócrata de rentas pagadas por doquier por parte de Estado está condenada. No hay más pensamiento en la financiación de esta solución neofriedmaniana que imponer más tributos sobre los beneficios sin abordar la transformación del capitalismo dominante. Puede ser parte, como he mencionado, de una más amplia agenda de inversión estatal en el futuro que pretenda la abolición de la estructura de clases. Mientras que el papel principal del Estado como emisor de moneda sea ignorado, todas estas terapias sociales para el desastre no harán más que aumentar el desastre. Desde nuestra perspectiva postmarxista e interdisciplinar, la pregunta sigue abierta. No podemos confiar en los tecnócratas que están totalmente del lado de la clase dominante. Solo se puede depositar la esperanza en una movilización emergente auténticamente ilustrada dirigida o educada por una nueva generación de auténticos intelectuales como Sartre, Simone de Beauvoir… y el propio Marx, Rosa Luxembourg, Leon Trotsky, a quien debo añadir Jack London y su magnífico “El Talón de Hierro” que debe ser una lectura obligatoria. ¡“El talón de hierro” podría ser nuestro futuro!

A esta gente ilustrada, quiero también nombrar la mente más elevada en México que podría animar la alianza con la juventud ilustrada. No desespero de las nuevas generaciones. No rechazo los nuevos canales de difusión de información y debates. Es demasiado fácil acusar a los adversarios de la actual falsa dictadura intelectual de “populismo”, aduciéndose una especie de tentación fascista. Por cierto, los “hostigadores de populistas” demuestran su desprecio absoluto por el “pueblo”.

Bibliografia

Bougrine (H) 2016 The creation of wealth and poverty: Means and Ways Routledge, London

Parguez (A) and Seccareccia (M) 2000 A Credit Theory of Money in J Smithin (ed) What is money London : Routledge

Mazzucato M 2013 The Entrepreneur State debunking public vs private sector Antheme Press New York

Parguez (A) 2003 The persuasive saving constraint in Minsky’s financial instability story Minsky as an Hayekian Post-Keynesian. In Rochon.L,P Rossi S eds Modern theories of money Edward Elgar, Cheltenam UK

Parguez (A) 2016 The State Sovereignty on its currency is the existing condition of long-run financial stability Paper written for the conference “future of business and finance challenge and prospects after the crisis organized by the faculty of management and economics of service, university of Szezean (Poland) and Ss Cyril and Methodius university.

Parguez (A) and Thabet (S) 2017 A monetary capitalist economy without deflation an institutionalist circuitist approach to be published in OLA Financiera U.N.A.M. Mexico

[1] Nota del traductor: El término “espíritu animal” se refiere al concepto “animal spirits” acuñado por John Maynard Keynes que describe el deseo de los emprendedores a invertir motivado por la expectativa de un retorno positivo en el futuro. Parguez usa irónicamente la expresión “devil-animated spirits”, aquí traducida como “endemoniado espíritu animal” para dar connotaciones perversas o parasitarias a los emprendedores de las tecnologías “big-tech”.

[2] Tal y como tan bellamente expresa Marx en el tercer libro de “El Capital” y previamente en su corto libro sobre el rol del Estado durante el segundo imperio francés, la financialización fue el centro del capitalismo decimonónico. Marx explica el proceso detalladamente: Inversión estatal masiva en infraestructura completamente financiada por deuda pública vendida a conglomerados bancarios como Morgan Bank. La deuda pública era la condición existencial para este Estado capitalista monopolista. La deuda privada era prácticamente inexistente por aquel entonces.

[3] El consumo capitalista más ignominioso es la expropiación de pueblos costeros pobres para transformar su antiguo espacio vital en hoteles extremadamente lujosos en Vietnam, Sri Lanka, Seychelles, Bali, etc. El consumo capitalista incluye cada vez más y más tipos de antojos pervertidos… estamos lejos del rol de las grandes antiguas familias, como los Sforza, los Medicis, como protectores del arte. La proporción de consumo ultra-lujoso sobre wl consumo total no deja de crecer como en la época dorada tanto en América como en Europa. Aquí subyace un misterio: ¿cómo pudo Keynes defender la austeridad y el ahorro real de la clase capitalista al mismo tiempo? Es uno de los más apabullantes y desestabilizadores aspectos de la desigualdad.

[4] En mitología hindú es una destructiva e imparable fuerza.

[5] Tal y como propone en su maravilloso libro Bourgine 2016, el Estado como empleador de última instancia es el sine qua non de la abolición de la estructura de clases impuesta por el sistema capitalista decadente.

[6] El imprescindible rol del concepto “empleador de última instancia” se enfatiza en Bougrine (2016).

[7] Siguiendo el análisis de Marx sobre el capitalismo impulsado por la deuda pública durante la última parte del siglo XIX, el monopolio capitalista del Estado era un perfecto ejemplo de “capitalismo de amiguetes”. Lo mismo se podría decir sobre la corrupción de la élite de los dirigentes del Estado como agentes del capitalismo privado: solo querían su parte de los beneficios agregados. Manejar estas nociones de capitalismo de amiguetes o corrupción es la prueba de que se sueña en un capitalismo ideal que nunca ha existido en la historia. El Estado siempre ha estado allí con su deuda pública. Es equivalente a una dura realidad: la obsesión con la estabilidad presupuestaria nunca existió en la época en la que Marx escribía. Siendo un firme defensor del posmarxismo, creo que el “capitalismo de amiguetes” no es más que un avatar natural del capitalismo impulsado por deuda estatal. ¡Quienes están en cargo de liderar el Estado merecen una gran porción de los beneficios agregados por ser gran parte de la clase dirigente!

[8] Los bancos deben, por tanto, retener como activos, al menos, suficiente dinero estatal para acomodar el pago de impuestos. El exceso de activos denominados en moneda estatal refleja el “ahorro”.

[9] La prueba está en que Minsky deseaba imponer un superávit a largo plazo en las operaciones estatales para mantener “confianza”. Esta es la prueba de que él no tenía en cuenta que la emisión de moneda estatal no conlleva deuda efectiva.

[10] Especialmente en lo que se refiere a los beneficios del restaurado sector emprendedor. En cualquier caso, los bancos no pueden convertirse en avariciosos bancos privados dedicados a operaciones financieras descontroladas porque se les controla a través de la necesidad de tener que mantener siempre dinero estatal auténtico en sus activos para mantener la confianza.

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