Este trabajo se presentó en la Segunda Conferencia Internacional de TMM de Nueva York en 2018.
Fue también el tema de una entrevista por RealProgressive.
RESUMEN
El concepto de la moneda como monopolio público, una piedra angular de la Teoría de la Moneda Moderna (TMM), conduce a una comprensión del mercado como un sistema generalizado de intercambio de moneda que, colateralmente, aparece fenoménicamente como un sistema generalizado de bienes y servicios. Desde esta perspectiva, el mercado no va de comprar y vender materias primas y mano de obra, sino de comprar y vender una moneda específica con un precio empírico en términos de bienes o mano de obra. El precio de la moneda o, menos ambiguamente, los términos de intercambio de la moneda, lo determina estructuralmente el monopolista en el suministro principal de la moneda: el gasto público. Por lo tanto, como resultado de una característica específica del sistema, el término de intercambio de la moneda tendrá una divergencia más o menos importante de su nivel estructural, ya que la fuerza de los impuestos hace que fluya hacia el sector privado, antes de ser realmente succionado de él y destruido por el monopolista con la propia tributación
La determinación del término de inercambio de la moneda se expresa también en términos de tipo de cambio, a priori del desequilibrio comercial, la dependencia económica o el tamaño económico del país.
Este documento proporcionará una explicación puramente TMM de la determinación del tipo de cambio que se diferencia de cualquier otro enfoque.
INTRODUCCIÓN
Por una cuestión de falacias lógicas, no todos los marcos que explican lo empírico pueden considerarse válidos, de lo contrario, podríamos tener un número infinito potencial de verdades lo cual queda demasiado abierto como para tener alguna pretensión de cientificidad.
Un paradigma, en la medida en que esto sea realmente posible, debe seleccionarse debido al exceso de contenido empírico sobre su predecesor y su capacidad de predecir hechos novedosos hasta ahora inesperados consistentes a priori con su núcleo fundamental, sin proporcionar continuamente un ajuste ad-hoc a posteriori[i].
Las teorías de la tasa de cambio, tanto ortodoxas como heterodoxas, están lejos de ser capaces de comprender la dinámica de la tasa de cambio ya que, al menos desde la perspectiva del autor, fallan por completo en reconocer la moneda como un monopolio. Esta falta de comprensión ha sido enfatizada, además de otras cosas, por la incapacidad parcial o total para explicar y pronosticar lo siguiente:
- una deflación persistente combinada con la depreciación de la moneda en Japón en un régimen de casi pleno empleo y una política monetaria “expansiva”,
- una depreciación repentina del dólar estadounidense en comparación con el euro en 2015,
- la deflación continua asociada con la expansión cuantitativa o QE.
El objetivo de este artículo es explicar cómo, al ser un monopolio, el valor de la moneda, o como lo llamaremos, el término de intercambio de la moneda, se establece a priori a partir de cualquier agregado monetario. En otros términos, el término de intercambio de la moneda es la premisa, no el resultado del flujo y fondo monetarios. No hace falta decir que esta realidad también afecta el término de intercambio de la moneda en términos de otras monedas.
El siguiente es un trabajo muy desafiante desde el punto de vista epistémico, teórico y lingüístico debido al cambio de paradigma que propone. Un cambio de paradigma basado en la contribución de Warren Mosler comparable al promovido en biología por Charles Darwin.
El enfoque de Mosler
El paradigma mosleriano se basa en un tema central: el monopolista de la moneda.
Por ‘monopolista’, Mosler se refiere a un único proveedor de divisas, es decir, activos financieros netos. Más específicamente, los activos financieros netos se definen como la cantidad de activos en el sector privado[ii] no respaldados por pasivos privados en una denominación determinada (por ejemplo, dólares o euros).
Desde este punto de vista, la moneda no es principalmente un medio de intercambio, no surge de la “dimensión de la circulación”, sino que es el resultado de una organización social coercitiva: el Estado. La moneda es una herramienta diseñada para dotar al Estado (lo que puede entenderse más ampliamente como la autoridad política central) de recursos reales[iii].
Más específicamente, se crean vendedores de mercancías a cambio de moneda estatal al imponer a una población determinada que pague un impuesto pagadero solo en fondos designados como aceptables por el estado.
La capacidad de imponer tributos es la condición necesaria y suficiente para que un Estado pueda abastecerse de mercancías gastando su moneda.
Entonces, la moneda simplemente se convierte colateralmente en un medio de cambio dentro del sector privado. Lo es necesariamente cuando el Estado lo impone a una población mayor que la que tiene acceso directo al suministro primario[iv], el gasto público, y, al hacerlo, impone a parte del sector privado aprovisionarse de divisas con divisas de otros agentes privados. La que se acaba de describir es la premisa necesaria del sistema general de intercambio-arbitraje de moneda comúnmente llamado Mercado (Tcherneva 2016) y que más adelante se denominará “el filtro de la moneda”. Por eso el mercado es un epifenómeno del Estado y su resultado una consecuencia de su configuración político-institucional.
El monopolista de la moneda no solo tiene el control exclusivo de la oferta de moneda (como se define)[v], sino también el control de la demanda de moneda a través de los impuestos. Eso significa que siempre tiene el poder de aumentar o disminuir la necesidad de moneda en el sector privado y potencialmente, dependiendo de la estructura institucional del estado, también la capacidad de determinar con precisión su nivel.
M1, M2, M3 y cualquier agregado monetario común solo miden algunos activos más o menos restrictivos, pero no reflejan una variable compatible con el concepto de monopolista monetario. Nunca coinciden con los activos financieros netos en circulación en el sector privado. Los activos financieros netos en el sector privado consisten en los activos privados que no están respaldados por pasivos privados[vi].
Aquí Mosler explica cómo se debe definir la base monetaria. En otras palabras, la cantidad de moneda en circulación de acuerdo con el marco TMM.
“Es decir, con el tipo de cambio flotante actual, defino la base monetaria como la moneda en circulación + los saldos de dólares en cuentas de la Fed. Y los saldos en dólares en las cuentas de la Fed incluyen tanto las “cuentas de reserva” de los bancos miembros como las “cuentas de valores” (valores del Tesoro). Y para mí, tampoco está mal incluir cualquier otra deuda garantizada por el gobierno, incluidos los documentos de la agencia, etc.
Es decir, con el tipo de cambio flotante, el ‘dinero base’ se puede definir lógicamente como los activos financieros netos totales de los sectores no gubernamentales (tenga en cuenta, por ejemplo, que esto significa que la QE no altera el dinero base tal como se define de esta manera, lo que se ajusta más a la observación que la QE en el contexto actual no es más que un impuesto que elimina los ingresos por intereses de la economía). Y la reducción del déficit es la reducción en la adición de la base monetaria a la economía, con los predecibles efectos de desaceleración que se observan.
El objetivo de esta publicación es ‘replantear’ el gasto público deficitario apartándolo de ‘endeudarse’ como sí ocurriría bajo un tipo de cambio fijo, y llevarlo al concepto de ‘añadir a la base monetaria’ como es el caso bajo un tipo de cambio flotante, donde el gasto público neto aumenta las tenencias de la economía de pasivos gubernamentales, también conocidos como ‘créditos fiscales’ ”.
Lo siguiente no es mucho más que la simple aplicación del modelo de Mosler para entender las monedas en el aspecto específico del término de intercambio y la determinación de la tasa de cambio.
En este marco mosleriano podríamos definir como término de intercambio de moneda estructural el que resulta directamente de la decisión del monopolista estatal (que surge de la combinación de los componentes nº 1 a nº 6, a continuación) y como gravitación en su entorno el efecto del componente restante que no es más que el espacio de agencias que brinda el sistema al sector privado. De modo que el modelo de determinación del término de cambio de la moneda se compone del siguiente componente que podemos imaginar superpuesto uno sobre el otro, imponiendo este último su efecto sobre el resultado del primero.
La siguiente entrega se encuentra en este enlace
Traducción de Stuart Medina Miltimore
[i] Como explica Imre Lakatos.
[ii] Definido como todo lo que no es tesorería, extensión de tesorería (autoridades locales en estados no federales) o banco central.
[iii] La moneda no tiene ningún valor para su monopolista, solo los recursos reales lo tienen, ya que la moneda es solo un registro contable creado ex nihilo por el monopolista tanto como la firma se crea para un individuo.
[iv] De activos financieros netos.
[v] El sistema bancario no puede crear lo que se necesita para pagar impuestos, como saldos acreedores en cuentas en el banco central. Solo el banco central puede abonar cuentas en sus libros con los créditos requeridos para el pago de impuestos y, más precisamente, con tres excepciones. Solo el Tesoro, al gastar a través del banco central, puede originar activos financieros netos. Obviemos la noción errónea dominante en el entorno poskeynesiano de que el banco central está obligado a acomodar a posteriori préstamos constituidos a priori por la banca privada por el riesgo potencial de un posible colapso financiero. No es posible un préstamo a priori de un banco privado. Si un banco presta dinero y el deudor paga con este crédito, la compensación de pagos por parte del propio banco central crea cualquier reserva requerida por una simpe cuestión contable. No es algo que ocurre para acomodar nada.
[vi] La Fed tiene agregados monetarios que incluyen títulos de tesorería que se denominan “S” y “L”, pero que rara vez se citan. Téngase en cuenta que en esta categoría también hay bonos estatales y el gasto que hace el banco central en la compra de activos denominados en otra moneda, ya que representa un gasto neto en su propia moneda. El caso en el que el banco central compra pasivos privados a un precio con prima funcionalmente es un subsidio por el importe de la prima y funcionalmente equivale a gasto público. Funcionalmente también todo el posible descubierto libre indefinidamente pendiente sin presunción de reembolso es una fuente de activos financieros netos. Esta última situación es un caso relevante en China, donde el banco central consiente que el banco público mantenga y aumente los descubiertos para permitir que las empresas públicas mantengan y aumenten los descubiertos de forma gratuita. Este caso es funcionalmente equivalente a gasto público deficitario pero no se contabiliza como tal porque no pasa por el tesoro.