De nuestros compañeros de Rete MMT Italia
No nos detendremos en el nombre, del que se podría decir mucho (como lo hemos hecho en los últimos años). El problema en esta etapa es el espacio perceptivo dentro del cual se está desarrollando otra herida más a la democracia (residual). Ahora es una herida abierta, que restringe cada vez más el espacio perceptivo de la comunidad.
En el marco teórico de la escasez de dinero, de la culpa de un posible despilfarro de lo escaso, otorgado con el gotero (y merecido con sangre), la apelación a la unidad ejerce un llamado de difícil escape. En un espacio perceptivo restringido no hay puntos de vista diferentes, intereses diferentes, debate, dialéctica: se acaba el tiempo, se pierden las “oportunidades”, se escapan los recursos. ¿El debate llega a cero y la apelación a la responsabilidad aplana la mirada a las dos únicas alternativas responsables o irresponsables?
Esta es la trampa del Fondo de Recuperación. El chantaje de perder la oportunidad de siempre.
Es difícil sostener el coro unánime sobre la unidad del país en este momento dramático si no se ensancha, el espacio perceptivo. Los recursos financieros no son escasos. Es cierto, los problemas del país requieren una respuesta pronta y competente, pero la competencia de los jefes de gobierno no radica en “encontrar” los recursos económicos o convencer a alguien para que los dé, sino en la capacidad de diseñar políticas capaces de incrementar los puestos de trabajo, no dejar a nadie atrás, mejorar la calidad de vida de las personas y, para permanecer en el tema de la pandemia, fortalecer la respuesta del sistema de salud a las emergencias.
En un contexto (deliberadamente) de escasos recursos, el rol del técnico asume un rol de semidiós; sólo ellos saben encontrar unos céntimos más entre las comas de la normativa europea, sólo ellos pueden obtener luz verde de la Comisión Europea. Lo que se percibirá como autoridad será una negociación de déficits a cambio de reformas. ¿Es esto mejor que nada? Por supuesto, si nos mantenemos dentro del espacio perceptivo de esta narrativa.
Ningún gobierno hubiera podido con una manta corta responder a la magnitud de los problemas causados por la pandemia. Incluso el gobierno más competente. La responsabilidad del gobierno saliente era callar que esa manta era corta. ¡Más bien! Lo describió como extenso y abundante (la lluvia de miles de millones narrativa del Fondo de Recuperación). El que hiere con abundancia muere. Y serán los técnicos quienes manejarán mantas abundantes cuando la política no sea posible.
Esto lo hemos escrito varias veces en el último año: era necesario tomar todos los espacios que permitía la suspensión del pacto de estabilidad y al mismo tiempo denunciar que esas limitaciones no son más que formas de papel, no realidad. Si no se afirma explícitamente que la ampliación del déficit no provoca en la naturaleza ninguno de los desastres naturales narrados en los textos europeos, se cae víctima del estrecho espacio perceptivo y de las amenazas sobre cómo “recuperarse” de la deuda generada. No hay problema en llevar cuentas públicas cuando el Banco Central hace su trabajo (al menos parte de su trabajo). En un estado que no es el monopolista de la moneda, la culpa siempre se atribuye al fracaso de la política y no al absurdo del sistema. Mas el técnico toma siempre y él solo decisiones políticas: las prioridades del país son una opción política, hacer una reforma o no hacerla es una opción política. El interés general, en el que se basan los llamados a la unidad, no son más que intereses creados a los que se da prioridad sobre otros. En un espacio perceptivo no es posible ver que la objetividad es la subjetividad del más fuerte. El relato de la escasez de dinero reduce el espacio perceptivo con el que las personas interpretan la realidad, definen prioridades, repiensan la democracia. Y olvidan la historia.