Teoría

Desmontando la falacia del ‘crowding out’

Juego de la soga

Qué es el mito del crowding out

Este artículo tiene el objetivo de desmontar el mito neoliberal que afirma que el incremento del déficit público provoca una reducción o desplazamiento (en inglés crowding out) de la inversión privada por parte del sector público.

Muchos expertos creen erróneamente que, cuando los gobiernos nacionales emiten deuda pública, pueden eliminar o reducir la capacidad del sector privado para obtener financiación y, por tanto, reducir la capacidad de gasto, consumo e inversión.

La premisa básica es que hay una oferta limitada de ahorro del sector privado por el que compiten el sector público y el sector privado a la hora de pedir préstamos. Si el gobierno intenta pedir préstado más, mediante la emisión y la venta de bonos, entonces la competencia para obtener financiación haría subir los tipos de interés. Algunas empresas privadas decidirían no endeudarse debido al aumento de los tipos de interés, por lo tanto la inversión sería menor. Además, el consumo de bienes duraderos por parte de las economías domésticas disminuiría ya que buena parte de este consumo está financiado mediante préstamos.

Los déficits público generan fondos para el sector privado

Sin embargo, este modelo es incorrecto. Los déficits fiscales de los gobiernos generan superávits (flujos) del sector no gubernamental (empresas y familias), esto provoca la acumulación de activos financieros netos por parte del sector no gubernamental (un fondo). Como hay más cantidad de ahorros (como consecuencia de los ingresos más altos provenientes del déficit) y una mayor riqueza financiera, no es verdad que el gobierno esté compitiendo con prestatarios del sector privado por una cantidad limitada de ahorros a la hora de meter bonos gubernamentales dentro de unas carteras de inversión que estarían limitadas en tamaño. Ambos, ahorros y carteras, se expanden a medida que crecen los déficits gubernamentales.

Los préstamos crean depósitos

Adicionalmente, como el Banco de Inglaterra y el Banco Central Alemán hacen constar en sus páginas oficiales, los préstamos bancarios comerciales no están restringidos por la cantidad de reservas de los bancos. Los préstamos crean depósitos y cualquier prestatario con solvencia puede acceder a fondos para gastos de inversión, independientemente de la conducta de la política fiscal del gobierno. Es decir, cuando entramos a una sucursal bancaria y pedimos un préstamo de 200.000 euros, simplemente el banco teclea esta cantidad en nuestra cuenta bancaria si encuentra que somos solventes y si la operación le es rentable, con independencia de las reservas o de los ahorros de otros clientes que tenga la entidad financiera. Por lo tanto, los verdaderos límites por los bancos a la hora de dar préstamos, son la rentabilidad y la solvencia.

Por lo tanto, el banco crea su propia financiación, depósitos, en el acto de prestar y, como ambas entradas están en nombre del cliente X, no hay ninguna intermediación en el momento en que se hace un nuevo préstamo. No es necesario desviar recursos reales de otros usos, por parte de otros agentes, para poder prestar al cliente X.

Los bancos centrales determinan los tipos de interés

Por otra parte, es el banco central quien fija el tipo de interés. Lo puede mantener tan bajo como quiera, independientemente del tamaño que tengan los déficits. Tenemos ejemplos empíricos reales como el caso de Japón con los tipos de interés cerca de cero, (y también la deuda pública a largo plazo a tipos muy bajos) desde que en 1990 la economía colapsara conduciendo a los mayores déficits fiscales del mundo desarrollado. De manera similar, el banco central de EEUU mantuvo los tipos de interés bajos tras la crisis financiera global de 2008 a pesar de que los déficits fiscales se incrementaron hasta un 10% del PIB. Finalmente, durante toda la Segunda Guerra Mundial, la Reserva Federal también mantuvo los tipos de interés casi al cero por ciento mientras los déficits llegaban al 25% del PIB.

Todo esto quiere decir que no hay ninguna razón para creer que los déficits fiscales incrementarán los tipos de interés, porque los tipos de interés vienen determinados por la política monetaria.

Por todas estas razones, el argumento del crowding out contra los déficits fiscales no está basado en un entendimiento coherente de cómo funciona un sistema monetario moderno o en datos empíricos e históricas.

En conclusión, creo que la historia del crowding out es una historia del hombre del saco. Es una historia para tengamos miedo de los déficits públicos. De esta manera se evita que el sector público pueda crecer y ofrecer unos servicios sociales dignos mediante la utilización de la soberanía monetaria. De rebote, se favorece el negocio bancario privado para que tengamos que estar cada vez más a merced de su financiación y de sus condiciones.

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