¿Hasta qué punto es realmente importante la innovación? ¿Tenemos ya la capacidad de elevar el nivel de vida al nivel que Keynes pensaba que habríamos alcanzado en quince años? ¿Nivel en el cual todos, y digo todos, pueden tener alimento, vestido, habitación, en una medida sobradamente superior a sus necesidades, y vidas felices? ¡Absolutamente! No tenemos necesidad de innovaciones, sabemos ya cómo hacer todo eso. Tenemos las tecnologías para hacerlo. Y podemos hacerlo en un año. No tengo dudas sobre esto.
Prof. Randall Wray durante una de sus lecciones de macroeconomía en la Università degli studi di Bergamo.
Es indispensable, a fin de elaborar recetas de política económica que respondan del mejor de los modos a las necesidades sociales, reconocer la divisa como creacion estatal, como instrumento costituido in primis por la persecución de los fines de la autoridad pública, por lo tanto poner el foco en la inexistencia de límites a la capacidad financiera del estado en su propia moneda. Es etado pude siempre comprar todo lo que está a la venta en la moenda de la cual es el monopolista.
Solo partiendo de este discernimiento es posible organizar un proyecto de política económica a la altura de la historia, configurando al estado como agente que gobierna la evolución del capitalismo en el interés general, construyendo el progreso de la sociedad, y garantizando siempre un marco de pleno empleo mediante una gestión elástica del déficit público que comprende todo el conjunto de la política económica, entre ellas también la organización de un Plan de Empleo de Transición.
El salto ideológico necesario para salir del laberinto de la austeridad debe concretarse en la identificación y consecución de dos prioridades políticas, y de los instrumentos de política económica necesarios para realizarlas.
Ante todo es indispensable restituir al estado su papel histórico: el estado debe construir el progreso, entendido como el mejoramiento más generalizado y extendido posible de las condiciones de vida de la población, en el transcurso del tiempo, recobrando el papel de arquitecto del futuro.
Sólo dentro de este marco pude ser definida la segunda prioridad: el acceso universal al trabajo digno (la eliminación, pues, del desempleo).
En la base de cualquier elaboracion política debe hallarse el justo abordaje de las confrontaciones del uso politico de la divisa. Para curarse de la plaga de la austeridad auto-impuesta es indispensable adoptar un enfoque de finanzas funcionales, en el cual el nivel y composicion del gasto publico y la tributación están regulados para el mantenimiento del pleno empleo y la construccion del progreso social y economico.
Existen siempre restricciones a la capacidad productiva nacional: tecnología disponible, recursos reales y fuerza de trabajo presentes sobre el territorio. Esos límites no representan jamás un obstáculo a la consecución del pleno empleo.
Las políticas públicas deberían diseñarse exclusivamente en base a sus efectos reales, no en base a cuánto reducen el déficit público.