LA PLAGA

En medio de una gran abundancia nuestros líderes promueven la privación.
Se dice que la asistencia sanitaria nacional es insostenible, mientras camas hospitalarias se quedan vacías. Se dice que no podemos permitirnos asumir más docentes, cuando muchos docentes están desempleados. Y se dice que no podemos permitirnos los comedores escolares, cuando los alimentos sobrantes se están tirando a la basura.

Warren Mosler, Soft Currency Economics, 1993
Texto clave de la Teoría Monetaria Moderna

 

La lógica de la austeridad es un discurso contagioso, que culpa de la pobreza a los propios pobres. Personas y pueblos inadecuados, indignos del privilegio de poder expresar al máximo sus capacidades, y por consiguiente de ser admitidos equitativamente en el reparto de la riqueza producida.

La insuficiencia, culpa que debe ser expiada por las naciones a través de la abstinencia crónica del gasto, de la inversión, del consumo. El perdón del dios impersonal y natural del mercado requiere sacrificios sociales inevitables.

La plaga hace por tanto necesaria la construcción y la reiteración de un sistema económico que comprime progresivamente los espacios para la empatía, la confianza, la fraternidad y la democracia, promoviendo endémicamente la desconfianza, el resentimiento y la angustia.

La plaga sofoca las fuerzas que guían el progreso, condena la política y el estado a la irrelevancia, dejando el campo abierto a las oligarquías económicas y a su violencia. En este marco, en el cual el poder no depende ya del consenso sino del peso económico y financiero detentado, las oligarquías construyen el contexto que exalta su propia hegemonía. Construyen la peor forma de capitalismo autoritario. Una forma de capitalismo en la cual a priori, por una lúcida elección macroeconómica, no hay nunca suficientes puestos para todos, y en la cual necesariamente reina la forma de competición más destructiva, la lógica del mors tua, vida mea que, al tender hacia la eliminación del otro, hace perder al fenómeno económico toda relación con el interés general1. Se configura así una sociedad de la discriminación sobre la base de la eficiencia, una sociedad que deja espacio solo a quien presenta mejor dotación o posicionamiento social, negando a los demás, a priori, el acceso a una vida plena. Discriminación no menos destructiva que las basadas en las ideas, la raza o el género.

1 Pasaje inspirado en el libro de Stefano Zamagni La Economía del bien común, 2007, Cittat Nuova ed.